Por: Luisa Engelfried
Orozco
Después de que Aquiles había
acosado y matado a muchos Troyanos, hasta que Janto llamo a Simóis en ayuda y
tuvo que parar. Ambos ejércitos se habían puesto en lugar seguro en el campo,
cuando Héctor, con esperanza de enfrentar a Aquiles estando solo, permanece
frente a Aquiles que volvía de perseguir a Febo. Desde el muro querían detener
a Héctor. Vanamente lo intento, porque a Aquiles el pudor y a Héctor el afecto
les impedía retirarse de aquel lugar, sin embargo, se le apareció un dios bajo
aspecto de hombre, este dios hizo huir a Héctor atemorizado. Aquiles lo
persiguió fieramente hasta que dio tres vueltas alrededor de la muralla. Entre
tanto Zeus, sintiendo compasión de Héctor, pesó su destino en la balanza y
decretó su muerte. Febo abandonó a Héctor al instante y Atenea lo engaño al
decirle que contaba con el apoyo de su hermano Deífobo. De esta manera, Héctor
toma la fuerza para enfrentarse cara a cara contra Aquiles. Los héroes se unen
en un fuerte combate en el que estando en esta Atenea, quien ayuda a Aquiles y
se burla de Héctor en su cara. Finalmente, Aquiles, en lo más emocionante de la
batalla lo atraviesa con su lanza, le quita todas sus armas y lo insulta, se
mancha de humillación, insulta a los suyos y atado a su carro lo arrastra hacia
la base naval. Toda la ciudad llora la muerte de su querido Héctor y gritan
enfurecidos a sus parientes desde la muralla y Andrómaca es llevada a su casa.
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