“La Odisea” De
Homero: Las Bienvenidas
Por: Alejandra Aguirre Corrales
La rapsodia diecisiete es titulada “Vuelta de Télemaco a
Ítaca” se trata de que en la mañana el divino hijo de Odiseo decide que es tiempo
de volver a su ciudad ya que le pide al porquerizo que le lleve al huésped
(Odiseo) a conocer a Penelopea quien con
su bondadoso corazón le brindara de su ayuda. Después de eso, Telémaco tomo
camino hacia su palacio.
Al llegar, su nodriza lloro de alergia por verlo vivo. La
reaccion su madre Penelopea fue aun más conmovedora porque ella no tenía mas
esperanzas de verlo desde que huyo a Pilos en busca de noticias de su padre
Odiseo. Luego de esta sentimental bienvenida, Penelopea se arreglo e hizo
sacrificios para agradecerles a los dioses. Mientras tanto, Telémaco salió del
palacio junto a sus dos perros.
La gente del pueblo lo observaba y los pretendientes de su
madre lo rodearon. Sin darles importancia, el joven se acercó a Pireo, le
encargo el favor de que mientras tanto él debía guardar los tesoros que Menelao
le regaló. Ellos dos tomaron baños y se sentaron a cenaron en compañía de
Penelopea.
Durante la cena Telémaco relató su viaje, empezando con la
visita de Néstor, la estancia con el
famoso Atrida Menelao y la bella Helena.
Les dijo la noticia de que la Ninfa Calipso no dejaba escapar a
Odiseo.
Esta noticia conmovió el corazón de Penelopea.
Por otro lado estaban los pretendientes dispuestos a ir al
palacio a cenar. En esos momentos, Odiseo y Eumeo se encontraron al cabrero
Melantio, el insultó a el paupérrimo Odiseo, el cual se aguantó las ganas de
matarlo, ellos dos continuaron su camino. Al llegar al palacio, el perro de
Odiseo, Argos, lo reconoció, los dos se alegraron al encontrarse después del
paso de los años. Fue tanta la alegría que al amo del can se le salió una
lágrima. Llego el momento de entrar al palacio.
Los pretendientes cenaban en abundancia junto a Telémaco. Él
joven llamo al porquerizo y le ordenó que ofrezca pan y carne al mendigo. Este
obedeció y procedió con alimentar a Odiseo. Mientras tanto él solo observaba
los a pretendientes, para ver quiénes eran justos y quiénes no. Atenea le
recomendó que les pidiera limosna para poner a prueba la nobleza del esos
hombres.
Un pretendiente, conocido como Atínoo le cuestionó al
porquerizo la razón por la que trajo a ese desconocido forastero. En ese
momento, Telémaco se armó de valor y callo a este pretendiente, le dijo que él
no tenía por qué cuestionar al pordiosero. Este hombre poco le importo pues le
dio una paliza a Odiseo.
La reina Penelopea se enteró de lo sucedido se entristeció de
la situación de Ítaca. Ella fue piadosa con el hombre y le ordenó al porquerizo
a traer al mendigo.
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