Por :Galilea
La traición puede surgir de
quién menos lo esperas, puede ser de alguien muy cercano a ti al cual le has
brindado tu confianza e inclusive lo has ayudado en situaciones que dicha persona lo necesite,
pero que lamentablemente en cualquier momento ésta le da la espalda al quien tanto
lo ha apoyado. No hay traición del enemigo o del adversario o del desconocido.
La traición se hace presente
cotidianamente y cada vez más frecuente, e inclusive está incluido en las
letras de algunos libros, tal es el caso de Medea, del escritor Eurípides el
cual narra las desgracias que atormentan a esta mujer por la gran traición de
su amado Jasón del cuál ella se enamoró perdidamente.
Esto me lleva a decir que lo
que más le dolió a la pobre Medea fue que tan sólo la utilizó para alcanzar sus
objetivos “el vellocino de oro” y de esta manera ocupar el trono de Yolcos en
Tesalia, pero Etes padre de Medea le impuso unas condiciones en las cuales era derrotar
a unos toros para poder obtener el vellocino de oro. Medea era una hechicera,
así que ayudó a Jasón a obtener lo que quería.
La nodriza de los hijos de
Jasón y Medea está preocupada porque ve a Medea en un estado de ansiedad,
nervios, tristeza y mal carácter muy agudizado. Tiene miedo de que planee algo
malo, aunque no está segura de qué puede ser. Esta preocupación la comparte con
el pedagogo de los niños, a quien pide que aleje en lo posible a los hijos de
su madre.
Medea compadece ante el coro
de mujeres corintias y lamenta que el hombre por el que ella dejó su hogar, su
tierra y su familia la haya traicionado.
El rey Creonte se presenta a
Medea y le ordena que abandone la tierra de Corinto, que salga como desterrada.
Antígona le suplica que la deje allí algún día más para poder preparar su
marcha. Jasón también va a hablar con Medea y se produce una fortísima discusión
entre ellos. Entonces Medea, para vengarse de Jasón, planea matar a la hija de
Creonte, la princesa con la que se va a casar Jasón y, después, matar a sus
hijos, para que Jasón no pueda quedarse con ellos y para no sufrir ella la vergüenza
de su repudio y su destierro. Así, llama de nuevo a Jasón y con palabras dulces
pero falsas le hace creer que ella acepta su destino y que le parece su boda
con la hija del rey. Jasón se marcha tranquilo. Medea prepara entonces una
pócima mortal con la que impregna un vestido como regalo para la princesa y
envía a sus propios hijos a que se lo lleven. Inicialmente, la princesa desconfía
del regalo, pero cuando se pone el vestido, éste se le adhiere a la piel y el
veneno le quema la carne como un ácido, muriendo la joven entre terribles dolores.
Su padre, al ver a su hija agonizando la abraza desconsolado y, entonces, el
vestido se pega también al cuerpo de Creonte provocando en él el mismo efecto
anterior y ocasionándole la muerte en una fuerte agonía. Cuando Jasón de entera
de lo que ha pasado, corre a pedir explicaciones a Medea, pero la mujer, en presencia
de Jasón, asesina con un cuchillo a sus hijos, huyendo de Corinto en un carro
tirado por caballos alados.
Éste como muchos otros es un
claro ejemplo de traición en la cual se
ven desglosadas las causas de una traición, por lo cual me lleva a concluir que
siempre se va a traicionar para obtener algo mejor.
Medea y Jasón de John William Waterhouse
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