sábado, 30 de noviembre de 2013

Medea: De Eurípides : Traición


Por :Galilea

La traición puede surgir de quién menos lo esperas, puede ser de alguien muy cercano a ti al cual le has brindado tu confianza e inclusive lo has ayudado  en situaciones que dicha persona lo necesite, pero que lamentablemente en cualquier momento ésta le da la espalda al quien tanto lo ha apoyado. No hay traición del enemigo o del adversario o del desconocido.
La traición se hace presente cotidianamente y cada vez más frecuente, e inclusive está incluido en las letras de algunos libros, tal es el caso de Medea, del escritor Eurípides el cual narra las desgracias que atormentan a esta mujer por la gran traición de su amado Jasón del cuál ella se enamoró perdidamente.
Esto me lleva a decir que lo que más le dolió a la pobre Medea fue que tan sólo la utilizó para alcanzar sus objetivos “el vellocino de oro” y de esta manera ocupar el trono de Yolcos en Tesalia, pero Etes padre de Medea le impuso unas condiciones en las cuales era derrotar a unos toros para poder obtener el vellocino de oro. Medea era una hechicera, así que ayudó a Jasón a obtener lo que quería.
La nodriza de los hijos de Jasón y Medea está preocupada porque ve a Medea en un estado de ansiedad, nervios, tristeza y mal carácter muy agudizado. Tiene miedo de que planee algo malo, aunque no está segura de qué puede ser. Esta preocupación la comparte con el pedagogo de los niños, a quien pide que aleje en lo posible a los hijos de su madre.
Medea compadece ante el coro de mujeres corintias y lamenta que el hombre por el que ella dejó su hogar, su tierra y su familia la haya traicionado.
El rey Creonte se presenta a Medea y le ordena que abandone la tierra de Corinto, que salga como desterrada. Antígona le suplica que la deje allí algún día más para poder preparar su marcha. Jasón también va a hablar con Medea y se produce una fortísima discusión entre ellos. Entonces Medea, para vengarse de Jasón, planea matar a la hija de Creonte, la princesa con la que se va a casar Jasón y, después, matar a sus hijos, para que Jasón no pueda quedarse con ellos y para no sufrir ella la vergüenza de su repudio y su destierro. Así, llama de nuevo a Jasón y con palabras dulces pero falsas le hace creer que ella acepta su destino y que le parece su boda con la hija del rey. Jasón se marcha tranquilo. Medea prepara entonces una pócima mortal con la que impregna un vestido como regalo para la princesa y envía a sus propios hijos a que se lo lleven. Inicialmente, la princesa desconfía del regalo, pero cuando se pone el vestido, éste se le adhiere a la piel y el veneno le quema la carne como un ácido, muriendo la joven entre terribles dolores. Su padre, al ver a su hija agonizando la abraza desconsolado y, entonces, el vestido se pega también al cuerpo de Creonte provocando en él el mismo efecto anterior y ocasionándole la muerte en una fuerte agonía. Cuando Jasón de entera de lo que ha pasado, corre a pedir explicaciones a Medea, pero la mujer, en presencia de Jasón, asesina con un cuchillo a sus hijos, huyendo de Corinto en un carro tirado por caballos alados.
Éste como muchos otros es un claro ejemplo de traición en la  cual se ven desglosadas las causas de una traición, por lo cual me lleva a concluir que siempre se va a traicionar para obtener algo mejor.


Medea y Jasón de John William Waterhouse



   

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