lunes, 2 de diciembre de 2013

“Medea” De Eurípides: El Amor, una ilusión.


Por: Francisco Sebastián Figueroa Govea


Desde un principio, Jasón nunca le juró amor a Medea ni la invito a escaparse, matando a su hermano y desatando cólera en su pueblo, por lo cual Medea se construyó una idea propia de lo que ocurría entre ella y Jasón, mientras tanto, él solo veía a una linda joven cuya pasión era incontrolable y decidió permanecer a su lado.

Tuvieron dos hijos, lo cual solo hizo crecer el amor de Medea y fortalecer aún mas su pensamiento de matrimonio entre los dos, pero Jasón tenía otros planes que no la incluían, y al ver la oportunidad de hacerse parte de la familia real de Corintio al casarse con la hija del rey Creonte, Jasón y la princesa organizan la boda.

Medea, al ya no formar parte de la vida de Jasón, va a ser desterrada de esa tierra, pero con la ayuda de Antígona la dejan quedarse un día mas, el tiempo necesario para convertir todo su amor, en deseo de venganza. Lanza un hechizo sobre un vestido que muy amablemente  les hace a sus hijos entregarle a la princesa, por lo cual ella se ve obligada a probárselo.  Al hacerlo, comienza a adherirse a ella el vestido con veneno que arde en su piel y la mata, pero Creonte, al ver agonizando a su hija, corre y la abraza, sin percatarse del veneno, también se le adhiere a él, matando a ambos hija y rey.

De pronto todo ese entorno de amor y celebración, se convierte en venganza y lechos de muerte, por lo cual la gente del pueblo busca y señala responsables de aquel acto, Jasón corre a la casa de Medea buscando respuestas, y al llegar, sin tener la oportunidad de hablar, Medea asesina a sus dos hijos con una daga afilada y escapa en un carro alado por caballos.

Vemos como cada personaje tiene una idea distinta sobre el amor, Medea amando locamente a Jasón, él buscando contraer matrimonio con la princesa de Corintio y el rey, Creonte, corriendo a la ayuda de su hija, corre a su propia muerte.





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