lunes, 2 de diciembre de 2013

“Medea” de Eurípides: La mujer traicionada.

Por: Paulina Navarro Montenegro

Esta tragedia de Eurípides trata sobre el amor convertido en odio que Medea siente por Jasón después de ser traicionada por él cuando prefiere casarse con la hija de Creón, rey de corinto. Medea traicionó a su padre y abandonó su patria por Jasón, tuvo hijos con él, lo amaba profundamente pero Jasón no se percató de ello porque su interés era ser un hombre poderoso, no estar con Medea.

Tomando en cuenta el interés de Jasón, no le era conveniente ser esposo de Medea ya que ella era una extranjera, y cualquiera que no fuera griego era considerado un salvaje. En cambio, unirse en matrimonio con la hija del rey era una oportunidad que no podía rechazar: su poder aumentaría y tendría la vida que siempre había deseado.

Cuando Medea se enteró de la forma en la que sería traicionada, comenzó por llorar y lamentarse durante días antes de poner en marcha su plan de venganza, como cualquier mujer herida. Al enterarse Creón de la forma en la que la mujer gemía día y noche, y sabiendo que podría cometer algún acto imprudente, se dirigió a su casa para hacerle saber a Medea que no podría vivir más en la ciudad. Ésta al principio le gritó con odio y dijo cosas que no debía, pero después recapacitó y supo que si no estaba en la ciudad un día más no podría llevar a cabo sus ideas de justicia, así que le habló al rey con dulces palabras y con el pretexto de sus pobres hijos lo convenció de darle prorroga de habitación.

Medea era ya conocida por sus habilidades con los menjurjes, así que con ayuda de sus vastos conocimientos en el área, preparó un velo de novia, así como un vestido que le daría como regalo de bodas y de paz a la futura esposa de Jasón, envió a sus pequeños hijos para demostrar su buena voluntad al palacio de Creón para que entregaran el arreglo. Después de recibirlo, la mujer se puso el tocado en el cabello y comenzó a tener pequeños malestares, para luego pedir ayuda a gritos porque su cuerpo empezaba a arder. Ninguno de los sirvientes se atrevió a tocarla ya que su aspecto era horrífico, solo su padre, que llegó por los pedidos de ayuda, e intentó tomarla en sus manos para no dejarla morir, comenzó a arder de la misma manera, y así, murieron juntos padre e hija.

Medea de Anthony Frederick Augustus Sandys (1866-68)
Cuando Jasón supo lo sucedido, fue directamente con Medea, la mujer a la que consideraba loca para recuperar a sus hijos y enviarla fuera de la ciudad, pero era demasiado tarde. Cuando Creón arribó a casa de Medea, ésta ya le había dado muerte a sus hijos, sabiendo que si no era ella, sería alguien más y al mismo tiempo para incrementar el sufrimiento de Jasón.
Una mujer enamorada que luego es traicionada, no busca acabar con la vida del hombre al que odia, como lo hacen los hombres enfurecidos, si no hacerlo sentir el mismo sufrimiento que ella ha pasado, llevándose todo lo que a éste le causaba placer.

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