Por
Paulina Navarro Montenegro
Beowulf
ofrece su ayuda a Hrothgar quien lo recibe gentilmente y al cabo de un
espléndido banquete le encomienda la tarea al recién llegado. Los daneses
abandonan la sala y la dejan bajo la vigilancia de los gautas. Grendel regresa
esa misma noche a Heorot, derriba sus sólidas puertas y devora a uno de los
guerreros. Beowulf es despertado por el alboroto y acude en ayuda de la
guardia, trabándose en lucha cuerpo a cuerpo, sin armas, con el engendro, que
sólo puede liberarse de su agresor perdiendo a cambio uno de sus brazos y
huyendo herido a morir en su cueva.
La
reina Welto premia a Beowulf y se hace una celebración en su honor.
A la
mañana siguiente, todo es regocijo en Heorot pero después la madre de Grendel
(mucho más feroz que su hijo) se presenta para vengarlo y se marcha llevándose
el brazo de su hijo.
Beowulf
sigue el rastro de la criatura hasta su cueva donde él y la madre de Grendel
combaten en un recinto iluminado por un fuego inexplicable. El gauta, cuando
está a punto de ser derrotado, encuentra una gigantesca espada con la que
obtiene la victoria derrotando a su contrincante. El héroe cercena la cabeza
del cadáver de Grendel, y retorna a Heorot con sus trofeos.
Realizado
el banquete y entregadas las riquezas prometidas por Hrothgar, el héroe parte
de regreso a su tierra.
Beowulf
ha reinado por cincuenta años después de suceder a Hygelac, muerto en batalla.
En
la última etapa de su vida Beowulf se dispone a enfrentarse a un temible dragón
que resguarda un tesoro y está destruyendo el reino.
Enfurecido,
el dragón asalta, destruye todo el pueblo y mata a todos sus habitantes. Beowulf
sale a su encuentro para vengar a su gente pero las acciones del dragón han
aterrado tanto a sus súbditos que solamente Wiglaf se apresta para acompañarle.
Después
de una dura batalla, ambos logran acabar con la bestia, pero Beowulf,
gravemente herido, encomienda a su sobrino apoderarse del tesoro y utilizarlo
para reconstruir el reino. Pasa su torque de oro a Wiglaf y le confía el reino.
Finalmente,
Beowulf recibe un funeral: su cuerpo es colocado en una pira funeraria y es
incinerado. Luego se construye un túmulo con vistas al mar y se colocan allí
sus restos junto al oro del dragón
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