lunes, 24 de febrero de 2014

“Beowulf” de anónimo: La valentía de Beowulf

Por Paulina Navarro Montenegro

Beowulf ofrece su ayuda a Hrothgar quien lo recibe gentilmente y al cabo de un espléndido banquete le encomienda la tarea al recién llegado. Los daneses abandonan la sala y la dejan bajo la vigilancia de los gautas. Grendel regresa esa misma noche a Heorot, derriba sus sólidas puertas y devora a uno de los guerreros. Beowulf es despertado por el alboroto y acude en ayuda de la guardia, trabándose en lucha cuerpo a cuerpo, sin armas, con el engendro, que sólo puede liberarse de su agresor perdiendo a cambio uno de sus brazos y huyendo herido a morir en su cueva.

La reina Welto premia a Beowulf y se hace una celebración en su honor.

A la mañana siguiente, todo es regocijo en Heorot pero después la madre de Grendel (mucho más feroz que su hijo) se presenta para vengarlo y se marcha llevándose el brazo de su hijo.

Beowulf sigue el rastro de la criatura hasta su cueva donde él y la madre de Grendel combaten en un recinto iluminado por un fuego inexplicable. El gauta, cuando está a punto de ser derrotado, encuentra una gigantesca espada con la que obtiene la victoria derrotando a su contrincante. El héroe cercena la cabeza del cadáver de Grendel, y retorna a Heorot con sus trofeos.

Realizado el banquete y entregadas las riquezas prometidas por Hrothgar, el héroe parte de regreso a su tierra.

Beowulf ha reinado por cincuenta años después de suceder a Hygelac, muerto en batalla.

En la última etapa de su vida Beowulf se dispone a enfrentarse a un temible dragón que resguarda un tesoro y está destruyendo el reino.

Enfurecido, el dragón asalta, destruye todo el pueblo y mata a todos sus habitantes. Beowulf sale a su encuentro para vengar a su gente pero las acciones del dragón han aterrado tanto a sus súbditos que solamente Wiglaf se apresta para acompañarle.

Después de una dura batalla, ambos logran acabar con la bestia, pero Beowulf, gravemente herido, encomienda a su sobrino apoderarse del tesoro y utilizarlo para reconstruir el reino. Pasa su torque de oro a Wiglaf y le confía el reino.


Finalmente, Beowulf recibe un funeral: su cuerpo es colocado en una pira funeraria y es incinerado. Luego se construye un túmulo con vistas al mar y se colocan allí sus restos junto al oro del dragón


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