lunes, 24 de febrero de 2014

“El rey Arturo” de anónimo: El destino.

Por Paulina Navarro Montenegro

Cuando Uther el rey quiso hacer las paces con su mayor enemigo, el duque Cornwall, lo invitó a su castillo junto con su esposa, y al verla quedó profundamente enamorado. La duquesa y el duque se dieron cuenta e iniciaron la guerra de nuevo.

Tan enamorado Uther estaba de la duquesa, que le pidió ayuda a Merlín, y él aceptó con la condición de que cuando naciera su primer hijo se lo entregara para poder instruirlo y que el niño cumpliera con su destino: ser el monarca de Inglaterra.

Así fue como Cornwall y Uther lucharon con sus tropas y Cornwall murió. Ingraine, la nueva viuda se convirtió en su esposa. Cuando tuvieron a su primer hijo, Uther se lo entregó a Merlín y éste a su vez se lo dio a Sir Hector, que sin saber de quién era hijo le puso el nombre de Arturo.

Un día Merlín anuncio que el próximo rey sería nombrado, y señalo una espada clavada en una piedra que tenía escrita en la hoja: "quien pueda desencajarme de esta piedra será Rey de toda Bretaña por derecho de nacimiento”. Arturo tenía 15 años en esa época y logró sacar la espada de la piedra ante la sorpresa de todos.

Arturo entonces formaría parte de los caballeros de la mesa redonda junto con otros valientes caballeros, todos en algún momento buscaban el Santo Grial, aquella copa que Cristo utilizó durante la última cena.

El rey Arturo gobernó correctamente Gran Bretaña durante mucho tiempo y se ganó la admiración de todos y cada uno en el pueblo.


Aunque Arturo fue criado fuera de donde naturalmente le correspondía, su destino era ser gobernador de Gran Bretaña, y así fue como sucedió, porque el destino no se equivoca.

The last sleep of Arthur by Edward Burne-Jones 1898

La mort d'Arthur, James Archer

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