Por:
Paulina Navarro Montenegro
Desde
el capítulo 57, en la segunda parte del libro se indica como guiar a un pueblo
con sabiduría y respecto al TAO, llevando así al país por la senda de la
rectitud, obediencia, docilidad y armonía.
Un
sabio nunca gobernará a la fuerza, un sabio gobernará dejando que el pueblo
encuentre su propio camino a través de la libertad que se le es proporcionada.
El gobernante debe alejarse de deseos y codicias, ser neutral y no imponer, así
como tampoco despertar la sabiduría del pueblo ni incitarlo a conocer, porque
cuando hace esto, según el TAO, el pueblo se vuelve revoltoso, según el TAO,
los pueblos deben permanecer en la ignorancia para ser bien gobernados.
Siguiendo
la filosofía del TAO, los hombres seremos capaces de encontrar sabores de
manjar en las comidas insípidas, hallaremos felicidad en lo más simple del
mundo y solo nos necesitaremos a nosotros mismos para vivir, y todo esto
teniendo la humildad más profunda: siendo sabios sin que se nos alabe, siendo
ricos sin que se note, siendo felices sin despertar envidia ni rivalidad
alguna.
No
solo los que tienen a su cargo un país o un pueblo son líderes, también lo son
los padres, los dirigentes y nosotros, nosotros somos nuestros propios
jerarcas, decidimos tomar este o aquel camino, sabiendo que tendremos tales o
cuales consecuencias. Según la filosofía del TAO, no es necesaria la fuerza
bruta para ser un hombre poderoso, citando el libro de Lao Tsé:
“Nada
es más blando y débil que el agua.
Sin
embargo, nada con ella,
para
erosionar lo duro.
Nada
puede sustituir al agua,
y
nada la aventaja.
Lo
débil vence a lo fuerte.
Lo
ligero vence a lo duro.
Todos
lo saben en el mundo,
pero
nadie puede ponerlo en práctica.”
Al
comienzo de la lectura del Tao Te King posiblemente exijamos una definición del
TAO, la cual en el transcurso de la explicación comprenderemos que no existe y
que sería vano tratar de nombrarla. Aun así, sabemos que se trata del principio
fundamental del mundo y de lo que concede un significado a todo lo que existe.
Excelente redacción, me gustó mucho.
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