Por: Galilea
El mito de Eros y Psique es
de los más hondos de la mitología greco-romana, porque se entiende como una
imagen de la profundización en el sentimiento del amor, que comienza como algo
viciado, pero que después de severas pruebas impuestas a Psiquis , alcanza su
plena sublimación. Para amar a una persona por completo (el día y la noche)
tiene que existir un equilibrio entre la atracción física y la atracción
espiritual, aunque sea la mente quien elabora nuestros valores estéticos. Según
Platón el amor es una forma de elevación, de purificación del alma. Considera
al amor físico como el primer momento, pero el momento trascendente sería
cuando se llega a la contemplación espiritual, cuando los amantes logran
fusionar sus almas de una manera intelectual. La elevación del alma nos lleva
al amor eterno, al amor platónico. Para los neoplatónicos es en realidad un
símbolo de la iniciación mística en el camino al encuentro del amor. Por tanto,
la obra en su conjunto debe entenderse como la representación más completa y profunda
de ese sublime sentimiento. Nada falta por tanto en esta representación del
Amor (Eros): está su atractivo carnal, su pasión inminente, su ternura
enamorada, su emoción contenida. Todo está aquí, la sensualidad de la carne y
la redención del espíritu, a través tanto de su belleza formal, como de la
hondura psicológica del amor.
Esta historia de amor entre
Eros y Psique es una claro ejemplo de que debe de haber un equilibrio entre lo físico
y lo espiritual, ya que de lo contrario pueden venir grandes problemas.
El amor debe de verse desde
lo más íntimo de nuestro ser, sentirlo y saberlo expresar de tal forma que
pueda perdurar, ya que de otra manera éste se puede ir consumiendo poco a poco
sin dejar huella.
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