Por: Montserrat Mendoza Martínez
Ovidio,
el maestro del amor, nos da a conocer las reglas del matrimonio y el adulterio
en su obra titulada “El arte de amar”. Este se divide en tres libros (lo que en
la actualidad serían capítulos), el primero habla de los hombres, el segundo da
consejos de amor y el tercero habla de las mujeres.
“Venus
ha puesto bellas mujeres en Roma, la ciudad de su hijo Eneas”.
Ya
entonces, como ahora, el amor y el romance eran el centro de la búsqueda del
placer. Todo ciudadano romano debió haber leído “El arte de amar” pues era una
especie de manual que enseñaba, a ambos sexos, el arte de atraer, mantener y
engañar a su pareja.
Contiene
consejos prácticos sobre técnicas de seducción, pero sobre todo relata la vida
amorosa de dioses mitológicos para que funcionen como base educativa. Venus,
Maple, Circe, Odiseo, Ícaro y Agamenón, son los personajes en los que se basa
el autor.
Ovidio
sabe que Roma es un imperio vanidoso, por esa razón aconseja a las féminas lo
siguiente: Ten una risa decente, aprende a cantar, mueve tus caderas con
gracia, es importante salir al pueblo para que los hombres contemplen tu
hermosura, usa prendas que oculten tus defectos y que resalta tus atributos, frena
la violencia, no te dejes llevar por la apariencia de un hombre, aprende juegos
porque muchas veces jugando suele brotar el amor, no comas mucho y procura no
tener suciedad en la boca.
Los
consejos para los varones son: corre peligro por ella, dile sus buenas
cualidades y que ella es la única que te complace, que tu semblante sea una
fiel copia del suyo, admira la danza de una mujer, disfruta su voz cuando
cante, y así que termine, duélete de que haya acabado tan pronto y sí eres
pobre regalarle versos.
Lo
que más resalta es: Ulises no era hermoso pero las divinidades sufrieron por su
amor, el amor odia la lentitud y no es
para los tímidos.
También
usa ejemplos o analogías de la naturaleza como este: “La rama del árbol se
encorva fácilmente si la doblas poco a poco, y se rompe si la tuerces poniendo
a contribución todo tu vigor” o “nuestros cabellos se van como las hojas de un
árbol, apresúrate a coger la rosa; pues si tú no la coges, caerá torpemente
marchita.”
En
este popular poema, promueve el consumo de bebidas embriagantes pero siempre
con moderación. “Entre el vino y los manjares sólo ha de reinar la alegría”.
Los amantes comparten los banquetes y las copas. Ovidio propone el uso de
afrodisíacos y de mezclas que brindan belleza a las mujeres (maquillaje).
Como ya comenté, el amor no ha cambiado
mucho, una frase de Ovidio dice: si quieres ser amado, sé amable; la belleza
del rostro ni la postura arrogante, bastan para asegurar el triunfo, gobernarte de modo que tu amor viva largo
tiempo.
En
general, una persona de estos tiempos, puede encajar con ese pensamiento que tiene un encanto,
seducción y profundidad que trascienden a la posteridad.
Anonimo
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