lunes, 3 de noviembre de 2014

Ensayo sobre la relación entre las obras neoclásicas y románticas

Paulina Navarro Montenegro

Las obras Tartufo de Moliére y El Periquillo Sarniento de Fernandez de Lizardi son obras neoclásicas, mientras que Werther de Goethe, Don Juan Tenorio de José Zorrilla y Diario de un loco de Nikolai Gogol son obras románticas.

El neoclasicismo fue un movimiento cultural que se basó en los modelos clásicos como Grecia, Roma y el Renacimiento que se apegan al racionalismo y su ideal consiste en la expresión refinada, la educación, la elocuencia y la composición cuidada. Este fue el antecedente que impulsó el movimiento de la ilustración, el cual tenía como objetivo educar para descubrir la fuerza que se adquiere cuando se maneja la razón frente a una autoridad impositiva. Algunos de los pensadores más importantes de la ilustración fueron John Locke, quien era un filósofo inglés, economista enfocado en el progreso, Montesquieu, un filósofo francés que estudiaba los organismos de poder en el gobierno, Voltaire, un filósofo francés que combatió la superstición, promovió la libertad de culto y defendió la libertad de expresión. Una cita muy importante de este filósofo francés es:

“Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.”

Así como Rosseau, un filósofo suizo que fue precursor de la educación natural y de las relaciones contractuales y Diderot, el filósofo francés que creó la enciclopedia.
Y de este modo fue como comenzó la edad de la razón. Con la Ilustración surgió el enciclopedismo en 1751 con la primera enciclopedia llamada Diccionario Razonado de la Ciencia, de las artes y de los Oficios Por una Sociedad de Hombres de letras de Denis Diderot y Jean D’Alembert, y como consecuencia comenzó la revolución francesa en 1789, la cual se guiaba por los ideales de la Ilustración.

El movimiento neoclásico llevó a la ilustración, un movimiento filosófico que enfatiza la difusión de la luz de la razón y de la ciencia entre la población (Voltaire), en donde se pretendía inculcar el amor por la investigación de la naturaleza a fin de acabar con la superstición de la vida eterna fomentada durante el barroco, propiciar la felicidad humana e aumentar los avances científicos. Este movimiento filosófico comenzó con la publicación de los trabajos de Newton en 1687 y concluyó con la revolución francesa en 1789.

Tartufo de Moliére y El Periquillo Sarnieto de Fernandez de Lizardi son ejemplos perfectos para explicar los principios de este movimiento neoclásico.

La obra de El periquillo sarniento toca varias veces el tema de la religión, y esta cita me parece muy importante:

En fin, me fui acostumbrando poco a poco a sufrir los trabajos de fraile y el encierro del novicio, manteniendo el estómago debilitado, consolando a mis ojos soñolientos, animando a mis miembros fatigados con el trabajo y tolerando las demás penalidades de la religión, con la esperanza de que en cumpliendo seis meses fingiría una enfermedad y me volvería a mis ajos y coles, que había dejado en la calle.”

A finales del periodo neoclásico, en Alemania surgió el término de Sturn und Drang, que significa tempestad e impulso y fue de las primeras transiciones literarias con los autores Joham Wolfgang y Frederik Schiller hacia el prerromanticismo.

El romanticismo fue el primer movimiento estético de la Época Moderna, con una literatura de leyendas, mística, artística, pintoresca y disconforme que busca reanudar su pasado nacional idealizado.

Los escritores románticos, al contrario de los neoclásicos, tienen una postura anticlásica, es decir que creían en la liberación de las normas y preferencia por el sentimiento antes que la razón.

Junto con el romanticismo vinieron nuevos pensamientos y movimientos como el nacionalismo en el siglo XIX, cuya ideología política genera un amor exacerbado por la patria y genera sus propios símbolos como una bandera, un himno y sus héroes, así como la democracia, aquella ideología que defiende las libertades individuales, de pensamiento y expresión así como la soberanía popular.

Para ejemplificar el romanticismo en la literatura hablaré de las siguientes obras: Werther de Goethe, Don Juan Tenorio de José Zorrilla y Diario de un loco de Nikolai Gogol.
Werther es una novela sumamente romántica, y una de mis citas favoritas es la siguiente por que expresa todo ese encanto propio del romanticismo.

“¡Con que avidez miraba yo sus hermosos ojos negros! ¡Con qué ardor contemplaba sus labios sonrosados, sus frescas mejillas tan animadas, sintiéndome como encantado mientras que estaba hablando! Sumido como en un éxtasis de admiración por lo sublime y exquisito que ella decía, me sucedia a menudo no oir las palabras que ella pronunciaba, ni fijar mi atención en los términos que se expresaba. (…) sonámbulo continué andando como un hombre extraviado, fluctuando en un mar de ensueños(…)”

En  Diario de un loco de Nikolai Gogol se lee una parte como en la siguiente donde se expresan con fervor los sentimientos de este joven:

Día 34 de febrero de 343
¡No, ya no tengo fuerzas para aguantar más! ¡Dios mío!, ¿qué es lo que están haciendo conmigo? Me echan agua sobre la cabeza. No me hacen caso, no me miran ni me escuchan. ¿Qué les he hecho yo, Señor? ¿Por qué me atormentan? ¿Qué es lo que esperan de mí? ¡Ay, infeliz de mí! ¿Qué les puedo dar yo? Yo no tengo nada. No tengo fuerzas, no puedo aguantar más todos los martirios que me hacen. Tengo la cabeza ardiendo, y todo da vueltas en torno mío. ¡Sálvenme, llévenme de aquí! ¡Que me den una troika con caballos veloces! ¡Siéntate, cochero, para llevarme lejos de este mundo! ¡Más lejos, más lejos, para que no se vea nada!... ¡Cómo ondea el cielo delante de mí! A lo lejos centelleaba una estrella, el bosque de árboles sombríos desfila ante mis ojos, y por encima de él asoma la luna nueva. Bajo mis pies se extiende una niebla azul oscura; oigo una cuerda que sueña en la niebla; de un lado está el mar, y del otro, Italia; allí, a lo lejos, se ven las chozas rusas. ¿Quizá sea mi casa la que se vislumbra allá a lo lejos? ¿Es mi madre la que está sentada a la ventana? ¡Madrecita, salva a tu pobre hijo! ¡Vierte unas cuantas lágrimas sobre su cabeza enferma! ¡Mira cómo lo martirizan! ¡Ampara en tu pecho a tu pobre huérfano! En el mundo no hay sitio para él. ¡Lo persiguen! ¡Madrecita, ten piedad de tu niño enfermo!... ¡Ah! ¿Sabe usted que el bey de Argel tiene una verruga debajo de la nariz?

Las últimas palabras de Don Juan en la obra Don juan Tenorio me parecen importantísimas en cuanto a la conclusión de la obra y por eso las cito:

DON JUAN
   Clemente Dios, ¡gloria a Ti!
Mañana a los sevillanos
aterrará el creer que a manos
de mis víctimas caí.

Mas es justo; quede aquí
al universo notorio,
que pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia

el Dios de DON JUAN TENORIO.




Todas estas obras están relacionadas entre ellas porque históricamente los periodos en las que fueron escritas son representadas en la obra y esas representaciones son el neoclasicismo y el romanticismo. 

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