Alejandra Padilla
Alanis
17 febrero de 2015
Margarita Díaz de León
En el realismo mágico la esperanza está presente, sin
embargo el cumplimiento de las expectativas es inalcanzable, hay una búsqueda
durante la vida, hasta la búsqueda después de la muerte ajena o propia. Como
podemos ver en Pedro Páramo con la búsqueda de los personajes, en Jaime Sabines
con varios poemas y en la obra de David Toscana con querer justicia o pasión.
Como en la naturaleza del ser humano la búsqueda y el viaje que se crea en la
vida son de gran importancia para crear una historia.
(…)
Igual que los toros, uno busca su querencia antes de la muerte. Uno lleva
consigo el olor de la tierra, las semillas, las hojas de los árboles, de su
tierra bajo la piel, la arena y el aire en el que ha crecido, el agua bautismal
de todos los días. Uno quiere confundirse con todas esas cosas cuando se siente
herido de muerte.
El
cadáver de la Rosa anda buscando su lugar. Hoy toma el tren de las ocho
veinticinco rumbo a Tuxtla. ¡Buen Viaje! (Sabines, p. 220)
Los muertos buscan donde
pertenecer pero ¿para qué, si ya están muertos? ¿Es acaso que al morir el ser
humano sigue con la intención de seguir buscando después de esta vida? Las
promesas de descanso eterno o vida después de la muerte se rompen con el
realismo mágico. Las personas seguimos buscando, y no solo buscando si no
creando un pequeño “colchón” para caer cuando moramos, y la verdad es que la vida es la búsqueda de la
muerte.
Allá
hallarás mi querencia. El lugar que yo quise. Donde los sueños me
enflaquecieron. Mi pueblo, levantado sobre una llanura. Lleno de árboles y de
hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos. Sentirás que
allí uno quisiera vivir para la eternidad. El amanecer; la mañana; el mediodía
y la noche, siempre los mismos; pero con la diferencia del aire. Allí, donde el
aire cambia el color de las cosas; donde se ventila la vida como si fuera un
murmullo; como si fuera un puro murmullo la vida… (Rulfo, p.75)
Juan Preciado busca después
de la vida a su padre “Vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi padre,
un tal Pedro Páramo” No porque quiere cobrarle todo lo que le debe a él y a su
madre sabiendo que tiene mucho dinero, ni para vengarse porque los abandonó,
ni para conocerlo y reconciliarse
después de la pérdida de su madre, va para cumplir la promesa que le hizo a su
madre de seguir buscando.
Hay
un modo de que me hagas completamente feliz, amor mío: muérete (Sabines 221)
El poeta dijo: ¿Estabas del lado de mi corazón?
Tú eres ─ respondió ─ el que caía sobre tu corazón. Yo te
daba mis ojos todas las noches, pero tú los usabas para mirar la noche. Nunca
quisiste verte hasta encontrarme.(…)
─ ¿Te irás ? ─ le dijo el poeta.
La muerte sonrió. Estoy. (Sabines, p.245)
Pensé que aquella mujer me estaba oyendo; pero noté que
tenía borneada la cabeza como si escuchara algún rumor lejano. Luego dijo:
— ¿Cuándo descansarás? (Rulfo, p. 29)
Veamos si eres más inteligente que Santín y sus colegas
¿Viste horror y ojos abiertos como platos? No, nada de eso. ¿Y sabes porqué el
chivo es el animal ideal para los sacrificios? Ante el silencio de Remigio,
Lucio se responde. Porque muere como el hombre, sólo que más dignamente, porque
el chivo no piensa en sus planes de vida, proyectos inconclusos ni en su madre
ni en sus hijos ni en una mujer llamada Evangelina; por eso es dócil, (…)
Vergüenza, dice, me parece que siente vergüenza. (Toscana, 153)
Podemos
ver algo en común en Juan Preciado, el personaje de Pedro Páramo y Jaime
Sabines; Ambos se aferran a la vida, Juan Preciado no admite que el, ni su
madre están muertos, heredando así el deseo de su padre por no dejar ir a
Susana, y Sabines no deja a su padre morir por la enfermedad del cáncer. Y en
la cita pasada del poema dentro de la sección Diario seminario… El menciona que la querencia del ser humano
aparece después de la muerte; igual que como la madre de Juan describe con
mucho amor a Comala. Así como el regreso de Herlinda a la memoria de Lucio en
el libro de El último lector que no deja que muera Herlinda pero envía al
infierno los libros que merecen la muerte.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua, (…) (Sabines, p. 43)
Cómo dice Sabines, buscan, pero ¿Quiénes son los
amorosos? No solo los amorosos buscan, “Con los ojos cerrados miro lo que
quiero, y lo que quiero, no existe” ¿Cuál será el caso de buscar lo
inexistente?
—Siento
como si alguien caminara sobre nosotros.
—Ya
déjate de miedos. Nadie te puede dar ya miedo. Haz por pensar en cosas
agradables porque vamos a estar mucho tiempo enterrados. (Rulfo, p.79)
Después de la muerte en el
mundo de Juan Rulfo los miedos siguen, se sigue escuchando el caballo de Miguel
Páramo y los regaños de “te dije que ese caballo te iba a matar” y a Susana lamentándose
porque nadie asistió al funeral de su madre.
La manera en la que David
Toscana te cuenta o te describe como son las cosas, son de igual complexión como
las metáforas de Jaime Sabines.
Te quiero porque tienes las partes de la mujer
en el lugar preciso
y estás completa. No te falta ni un pétalo,
ni un olor, ni una sombra.
Colocada en tu alma,
dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo,
leche de luna en las oscuras hojas. (Sabines, p.357)
Palapa la mano de su mujer, siente su suavidad y sonríe
satisfecho. (Toscana, p.181)
Pensaba en ti Susana, en las lomas verdes. Cuando
colábamos papalotes en la época del aire. Oiamos alla abajo el rumor viviente
del pueblo mientras estábamos encima de él, arriba de la loma, en tanto se nos
iba el hilo del cáñamo arrastrado por el ciento “ayúdame Susana” Y unas manos
suaves se apretaban a nuestras manos. “suelta más hilo” (Rulfo, p. 10)
El realismo mágico
habla de la felicidad como algo que quedó atrás. Lo que sale en el realismo son
las cosas siniestras de los personajes y las experiencias que ya han vivido.
Franz Roh compara el
realismo mágico como corriente con una serie de pinturas Europeas. Jaime
Sabines describe la perfección en las cosas por medio de las imágenes, Toscana nos cuenta historias
reales a historias que está leyendo a sueños, a lo que se imagina y a lo que
está pasando y la única vez que la felicidad está presente en Pedro Paramo es cuando Pedro recuerda
encerrado en las paredes de su baño como Susana volaba cometas. La felicidad
dentro de como habla la madre de Juan Preciado son mentiras. O son recuerdos.
La felicidad dentro de las obras recae en los recuerdos.
Debido a eso en obras del realismo mágico se
puede ver que la esperanza está presente, existe una inclinación como seres
humanos a los recuerdos. Sin embargo el cumplimiento de las expectativas es
inalcanzable, no se puede pelear contra la muerte y al apegarse a la vida lo
único que se logra es prolongar un sufrimiento, soledad y vacío con el que todo
ser humano carga.
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