domingo, 27 de octubre de 2013

“El cuento de Sinuhé” de anónimo: La importancia de la muerte.



Por: Paulina Navarro Montenegro

Aunque este ha sido un cuento muy corto,es perfectamente conciso.  Sinuhé era un hombre precavido, según podemos notar en esta lectura cuando él decide irse de Egipto ya que teme por su vida a causa de la traición que giraba en torno a la muerte al parecer no natural del que había depositado en él su confianza, el faraón Amenemhat. Porque cuando descubrieran los cortesanos dicho acto traidor, todos hubieran pensado que Sinuhé había sido uno de los autores intelectuales del homicidio del faraón aun cuando él fuese un hombre inocente y el verdadero culpable fuera uno de los príncipes, descendendiente del propio Amenemhat que planeaba quedarse y gobernar el imperio de su padre.

Sinuhé no quería morir, no aún, así que huyo hacia el desierto. Yo hubiera pensado que la reacción lógica de un hombre en esos tiempos hubiera sido quedarse en Egipto, esperar al hijo mayor que iba en camino para ocupar el trono de su padre y defender su honor, así como luchar y desmentir a aquellos que le hicieron daño a su querido amigo, pero tuvo miedo, miedo a la muerte, lo que probablemente en aquella época hubiera sido llamado cobardía y que en ésta se hubiera leído como inteligencia, precaución o astucia.

Sinuhé prosperó en  el desierto junto con el príncipe Amunenshi  y todo el pueblo, después de encontrar a éstos en el desierto justo antes de morir y después de enfrentar y derrotar al guerrero sirio por lo cual todos lo habían alabado, pero Sinuhé sabía que su muerte estaba próxima, y que no podía morir dejando al hijo de su faraón pensando que él era un cobarde fugitivo, y principalmente, no quería ser enterrado en otra que no fuese su tierra egipcia. Esta es la importancia de la partida al cielo después de la muerte, según los egipcios, uno no podría ir al reino de Osiris si moría en una nación extranjera. De este modo, y muy curiosamente, el hijo primogénito del faraón Amenemhat , quien ahora gobernaba Egipto, Sesostris I, había recibido noticias de la existencia de Sinuhé en el desierto, y lo mandó llamar para pedirle que volviera. Esa fue la mejor noticia que pudo recibir Sinuhé, el peso de la preocupación que cargaba en sus hombros cansados se desvaneció y partió hacia Egipto. Allí fue bien recibido por su faraón quien entendía las razones de la huida de éste y lo colmó de bienes para toda la vida, hasta que tranquila y felizmente, Sinuhé pudo morir en su tierra, Egipto.


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