domingo, 27 de octubre de 2013

“La Odisea” De Homero: Las Bienvenidas



                                                         Por: Alejandra Aguirre Corrales


La rapsodia diecisiete es titulada “Vuelta de Télemaco a Ítaca” se trata de que en la mañana el divino hijo de Odiseo decide que es tiempo de volver a su ciudad ya que le pide al porquerizo que le lleve al huésped (Odiseo) a conocer a  Penelopea quien con su bondadoso corazón le brindara de su ayuda. Después de eso, Telémaco tomo camino hacia su palacio.

Al llegar, su nodriza lloro de alergia por verlo vivo. La reaccion su madre Penelopea fue aun más conmovedora porque ella no tenía mas esperanzas de verlo desde que huyo a Pilos en busca de noticias de su padre Odiseo. Luego de esta sentimental bienvenida, Penelopea se arreglo e hizo sacrificios para agradecerles a los dioses. Mientras tanto, Telémaco salió del palacio junto a sus dos perros.

La gente del pueblo lo observaba y los pretendientes de su madre lo rodearon. Sin darles importancia, el joven se acercó a Pireo, le encargo el favor de que mientras tanto él debía guardar los tesoros que Menelao le regaló. Ellos dos tomaron baños y se sentaron a cenaron en compañía de Penelopea.

Durante la cena Telémaco relató su viaje, empezando con la visita de Néstor,  la estancia con el famoso Atrida Menelao y la bella Helena.                                                                            Les dijo la noticia de que la Ninfa Calipso no dejaba escapar a Odiseo.                                 Esta noticia conmovió el corazón de Penelopea.

Por otro lado estaban los pretendientes dispuestos a ir al palacio a cenar. En esos momentos, Odiseo y Eumeo se encontraron al cabrero Melantio, el insultó a el paupérrimo Odiseo, el cual se aguantó las ganas de matarlo, ellos dos continuaron su camino. Al llegar al palacio, el perro de Odiseo, Argos, lo reconoció, los dos se alegraron al encontrarse después del paso de los años. Fue tanta la alegría que al amo del can se le salió una lágrima. Llego el momento de entrar al palacio.

Los pretendientes cenaban en abundancia junto a Telémaco. Él joven llamo al porquerizo y le ordenó que ofrezca pan y carne al mendigo. Este obedeció y procedió con alimentar a Odiseo. Mientras tanto él solo observaba los a pretendientes, para ver quiénes eran justos y quiénes no. Atenea le recomendó que les pidiera limosna para poner a prueba la nobleza del esos hombres.

Un pretendiente, conocido como Atínoo le cuestionó al porquerizo la razón por la que trajo a ese desconocido forastero. En ese momento, Telémaco se armó de valor y callo a este pretendiente, le dijo que él no tenía por qué cuestionar al pordiosero. Este hombre poco le importo pues le dio una paliza a Odiseo.


La reina Penelopea se enteró de lo sucedido se entristeció de la situación de Ítaca. Ella fue piadosa con el hombre y le ordenó al porquerizo a traer al mendigo.
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