lunes, 2 de diciembre de 2013

“La Eneida” De: Virgilio “El banquete”

Por: Montserrat Mendoza Martínez.


La Eneida de Virgilio es un poema épico de 12 libros que relatan las aventuras de Eneas, padre del pueblo Romano.


En esta entrada voy a hablar de un tema que no es el central del libro, es un tema diferente y peculiar pero que, en mi opinión merece ser tocado.
Este es: La Importancia de los banquetes en la antigüedad. Al final de la lectura usted hará su propia crítica.


Los romanos originalmente eran griegos, ellos comparten la filosofía de que existen dos tipos de placeres auténticos, los carnales y los culinarios ósea el del buen banquete, un momento que nos lleva al placer. Por ejemplo, en el famoso poema de Platón “El banquete” él y otros filósofos discuten teorías del amor. (Clic aquí para conocerlo)


En el libro número uno, Eneas, el noble héroe Troyano, va vagando por los mares por la furia de Juno y Eolo. Finalmente por la piedad de Neptuno,  Eneas y su tripulación llegan a la Isla de Libia donde reina la mágica Dido.


Al llegar a tierra firme después de un breve descanso en el poema dice así: “Preocupado por su situación, aparenta esperanza en su rostro mientras sofoca en su corazón el más profundo dolor”.


Más adelante ellos reponen fuerzas con alimentos. El texto continúa con lo siguiente: “Sus compañeros se disponen a cazar. No tardan en reparar sus fuerzas con la comida y tendidos en el césped, se sacian de vino añejo y de carne de animal mordaz. Satisfecha el hambre con este banquete y levantada la mesa, hablan largo y tendido tiempo, lamentando la pérdida de sus compañeros”.


 Al parecer en esta ocasión la cena es un momento para recuperar fuerzas, planear y también sentir el duelo por sus amigos difuntos.


La historia continua cuando la tripulación se aventurará en la isla.La diosa Venus, en el cuerpo de una hermosa joven, les dice su  ubicación y los apoya hasta llegar al palacio de Dido.  


Al llegar a este solemne lugar, la anfitriona les invita a un majestuoso festín.
El banquete es un elemento esencial para la convivencia entre Dido y los invitados.
Las criadas sacan el pan y tienden manteles de fino paño. En el interior de la sala, cincuenta doncellas tienen a su cuidado a los presentes, mientras que otras colocan manjares y acomodan las copas.
Es encantador que los banquetes sean momentos precisos para desarrollar una buena charla y disfrutar el placer de comer, que no sólo alimenta el cuerpo, también el alma.




Pierre Narcisse Guérin Eneas describe a Dido la caída de Troya 1815 Museo del Louvre.

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