lunes, 2 de diciembre de 2013

“La Eneida (libro I)” de Virgilio: Enemigos y amigos de los Troyanos.

Por: Paulina Navarro Montenegro

El argumento de este libro comienza con la furia que la diosa Hera siente hacia los troyanos al verlos felices por su victoria y dispuestos a seguir ganando batallas. Ellos se dirigen a Italia en sus barcos, y para impedirlo, la diosa, que de antemano ya conocía el destino y por lo tanto intentaba cambiarlo, le pide al dios Eolo que agite los mares y los vientos para que los troyanos naufraguen y así evitar que cumplan con su cometido. Asimismo, Juno le ofrece a Eolo como regalo de gratitud por sus servicios, a la más hermosa de sus catorce ninfas para que la haga su esposa. El dios Eolo cumple con la petición ya que según él, el hecho de que tenga a su cargo los mares y los vientos es gracias a ella.

La tormenta empieza y todo se ve perdido para los troyanos, hasta que el dios Poseidón se da cuenta de la situación y se conmueve de la tragedia de los hombres. Hace calmar los mares y reprende a los causantes de aquella terrible tempestad. Así es como Eneas, algunos de sus hombres y siete de los varios navíos que llevaba con él sobreviven y llegan a las playas de Libia. Zeus sabe que Eneas será el fundador de Roma.

Viajes de Eneas.
La informante del lugar que buscan Eneas y sus tropas sobrevivientes son señaladas por una mujer espartana que en realidad es Afrodita, madre de Eneas. Las tierras pertenecen a la reina Dido, y como Afrodita está interviniendo para facilitar el camino a su hijo, le pide a Eros, su hijo que influya en el comportamiento de la reina hacia Eneas y los demás hombres de la cuadrilla para que los reciba con cariño y hospitalidad, y de este modo la reina termina enamorándose de Eneas y éste de ella.

Éste es tan solo el principio del libro La Eneida, a medida que la persona avance a través de la lectura, dará respuesta a varias preguntas que posiblemente se planteó mientras leía esta entrada, que pertenece únicamente al libro I.


Jean-Joseph Taillasson (1745 - 1809): Virgilio leyendo la "Eneida" a Augusto y a Octavia.

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