Por:
Galilea
Sigfrido
conquista el tesoro de los nibelungos y derrota al dragón al mismo tiempo en
que se baña en su sangre y se vuelve invulnerable, excepto en una pequeña parte
de su cuerpo en el cual estaba cubierto con una hoja y le impidió que llegara
el líquido, por lo tanto esa pequeña parte era vulnerable.
Con
esto quiero explicar que las personas tenemos puntos fuertes con los que se
pueden trabajar día con día, pero también poseemos nuestro lado débil en el que
las personas pueden ser susceptibles a las pérdidas, los daños, el sufrimiento
y la muerte. La vulnerabilidad se
relaciona con la capacidad de un individuo o de una comunidad para enfrentar
amenazas específicas en un momento dado.
A pesar de que nosotros podemos trabajar en
nuestros errores para poder mejorarlos, éstos en el proceso del cambio pueden
surgir ciertos detalles que pueden impedir que nosotros como seres humanos no
logremos rápidamente lo que queremos, por eso es importante ser perseverante en
la búsqueda de nuestros objetivos.
En
la mitología alemana explica claramente que Sigfrido tenía un punto débil por
la parte de su hombro en el cual Hagen se dio cuenta y pudo matar a Sigfrido.
No cabe duda que también esto nos quiere decir que hay que cuidarnos de las
personas que nos quieren hacer daño, ya que éstas siempre van a buscar el punto más frágil de
tu persona para poder vencerte, y es aquí dónde radica tu capacidad o habilidad
para poder defenderte, y una de ellas es no mostrar por completo lo que eres como persona.
La
búsqueda de la perfección es intangible y es buscada por millones de personas,
aunque sabemos que nadie puede llegar a ser perfecto, pero siempre buscamos la
manera de encontrarla, y al no haber respuesta
nos damos cuenta que la perfección no existe en los seres humanos,
porque aquí lo que cuenta es el trabajo y la dedicación de cada ser para poder
mejorar cada día, y no solo con esto me refiero a mejorar con nuestras virtudes
sino también mejorar con nuestros defectos, ya que si éstos son difíciles de
perfeccionar la mejor opción es
aceptarlos como parte del proceso de vida y sacarles provecho, porque
nunca estamos libres de la imperfección.
The Dwarf Alberich talks to Hagen, by Arthur Rackham.
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