martes, 2 de diciembre de 2014

Mientras el Romanticismo explota y debraya las emociones, el Realismo se enfoca en una perspectiva objetiva

 Natalia Zoé Ramos Aguilera                                                                           Entrada Literatura 



Mientras el Romanticismo explota y debraya las emociones de los personajes en la literatura, el Realismo se enfoca en una perspectiva objetiva y una reproducción exacta de la realidad. 

La trascendencia de los movimientos literarios puede ser tan inesperada hablando en términos de estilo, que al hablar del cambio radical, ya sea del neoclásico al romanticismo o del romanticismo al realismo hay una gran diferencia.

El Romanticismo nos llena de todas sus emociones apasionadas y exageradas por medio del relato, convirtiendo un aire dramático el momento en el que se lee una obra derivada del movimiento.  De estas obras puedo mencionar varios autores que se adentraron a construir clásicos donde la percepción del mundo era algo ideal para el personaje.

 Uno de ellos es Victor Hugo, creador de la famosa obra Los Miserables, El Rey se Divierte o Cromwell, otro autor español aclamado es José Zorrilla, reinventor de Don Juan  Tenorio, Traidor, inconfeso y mártir, y Puñal del Godo, y para terminar uno de los mas famosos dentro del siglo XVIII, Johann Wolfgang Von Goethe, creador de la romántica novela, Las Desventuras del joven Werther, la cual se destaca por su muy desgarradora historia de amor contada por el protagonista Werther.  

Hablando de cambios en la historia, y especificando los movimientos literarios, existe una obra que llego a tener la transición de un movimiento a otro, esta obra es Cumbres Borrascosas, de la autora Emily Bronte, la cual crea una combinación bastante tosca entre el romanticismo y el realismo.  Puedo afirmar esto ya que la interacción realista que hay entre los personajes, y la pasión romántica que los  envuelve, te provoca una confusión.


 Mis grandes sufrimientos en este mundo han sido los sufrimientos de Heathcliff, los he visto y sentido cada uno desde el principio. El gran pensamiento de mi vida es él. Si todo pereciera y él quedara, yo seguiría existiendo, y si todo quedara y él desapareciera, el mundo me sería del todo extraño, no me parecería que soy parte de él. Mi amor por Linton es como el verde de los bosques. El tiempo hará que cambie, estoy segura, como el invierno cambia los árboles. Mi amor por Heathcliff se asemeja a las rocas eternas que sobresalen profundamente enterradas en la tierra: son motivo de escaso goce para quien las contempla, pero al mismo tiempo son necesarias…

(Emily Bronte, pág. 87)

Esta cita es una gran muestra de lo romántica que puede llegar a ser esta obra, y algo que hace notable su cambio entre los movimientos es que unas horas antes de que Catherine confesara esto a Nelly, el ama de llaves, se había comportado de una manera inaceptable, caprichosa y miserable, que es lo que trata de mostrar el realismo, las cosas como son sin ayuda de la las figuras retóricas.

Los movimientos literarios nos han tratado de mostrar el sentir del autor y su forma de percibir el mundo, en el caso de los románticos, por otra parte los realistas se apegan al contexto manejado en su obra, teniendo en cuenta las costumbres y el medio ambiente donde se relata, y como temas predilectos se encuentra la prostitución, el alcoholismo, la pobreza, el adulterio entre otros.


"No intento vengarme de ti[...] no es ese mi plan. El tirano oprime a sus esclavos y éstos no se vuelven contra él, sino que aplastan a los que tienen debajo. Muy bien que me tortures hasta la muerte para divertirte, sólo permíteme que yo me divierta de la misma manera, y guárdate de insultarme tanto como seas capaz. Has destruido mi palacio: no levantes una choza y te complazcas en admirar tu propia caridad al dármela por hogar. Si yo creyera que realmente quieres que me case con Isabella, me degollaría."

(Emily Bronte, pág.146)


Obras como Bola de Sebo del autor Guy de Maupassant muestra completamente la forma literaria del realismo, destacando la prostitución, la hipocresía y la falsedad que el ser humano puede cometer a falta de recursos.

Ninguno la miró ni se preocupó de su presencia; sentíase la infeliz sumergida en el desprecio de la turba honrada que la obligó a sacrificarse, y después la rechazó, como un objeto inservible y asqueroso. No pudo menos de recordar su hermosa cesta de provisiones devoradas por aquellas gentes; los dos pollos bañados en su propia gelatina, los pasteles y la fruta, y las cuatro botellas de burdeos. Pero sus furores cedieron de pronto, como una cuerda tirante que se rompe, y sintió pujos de llanto.

(Maupassant, pag.  )

La necesidad de cambiar de un movimiento como el romanticismo al realismo fue a causa de los cambios sociales que ocurrieron mundialmente en los siglos XVIII y XIX  ya que al tener como prioridad los sentimientos, las personas empezaron  a preguntarse el porque de las cosas, y los problemas de la existencia humana, denunciando los defectos y males que afectaban a la sociedad, y así encontrar soluciones para detenerlos. Dentro del realismo surgió una rama llamada naturalismo, el cual se enfocaría en explicar el comportamiento del ser humano, y en el descubrimiento de la leyes que regirían la conducta humana. Los autores que se basaron en este movimiento representaban a los personajes dentro de situaciones extremas de pobreza, donde podían ser descritos ambientes bajos y sórdidos, para así mostrar por fin las lacras de toda sociedad. El fin de todo esto era demostrar que un medio hostil podía influir en el comportamiento del individuo, y también mencionando las reacciones del ser humano en condiciones de vida adversas.



Fueron acomodándose ya en la diligencia, y la moza entró después de todos para ocupar su asiento.
Como si no la conocieran. Pero la señora Loiseau la miraba de reojo, sobresaltada, y dijo a su marido:
-Menos mal que no estoy a su lado.
El coche arrancó. Proseguían el viaje.
Al principio nadie hablaba. Bola de Sebo no se atrevió a levantar los ojos. Sentíase a la vez indignada contra sus compañeros, arrepentida por haber cedido a sus peticiones y manchada por las caricias del prusiano, a cuyos brazos la empujaron todos hipócritamente.

(Maupassant, pag. 49)









 Wolfgang Von Goethe, Johann
Cumbres Borrascosas
México: Editorial Editores mexicanos unidos, s. a., Primera Edición 2014  




Maupassant de. Guy
Bola de sebo, Mademoiselle Fifi y otros cuentos.
 
España: Editorial AKAL (Edición Gandhi), 2008









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