Agamenón: de Esquilo: Venganza

Por:Galilea

En lo más profundo del corazón del ser humano, alberga un sentimiento, la del espíritu de venganza, que suele ser definida como un mal que se hace a alguien para castigarlo y reparar así un daño recibido.

Cierto es que el dolor producido por un daño nos induce a vengarnos de aquél que nos lo causó, pero si nos ponemos a reflexionar ésta es una acción absurda y sin ningún sentido.

Ahora viene la pregunta más importante ¿Qué beneficio nos aporta el vengarnos?  Tal vez al principio consigues la satisfacción de que la persona que te hizo el daño esté sufriendo, pero después si nos ponemos a analizar qué tal si ene se momento el individuo aún tiene efectos del daño que le hicieron, lo que consigue con su torpe acto, es agregarle otro dolor a su alma surgiendo así el remordimiento.

La venganza es una acción si ningún sentido, pues bien se ha dicho que la violencia genera violencia por lo cual sería una lucha continua hasta que alguno de los que están involucrados se rinda o mejor dicho pida perdón por sus actos.

Ahora en la actualidad, pienso que los humanos somos tan soberbios, que no permitimos la derrota ya que siempre queremos estar  por encima de los demás, por tal motivo no permitimos la humillación, ya que la consideramos como una burla hacia nuestra persona, por ello buscamos la venganza.

La insaciabilidad  se asemeja con la idea de la venganza. Porque ésta no termina ahí, hasta el más conformista ya no se conforma más con lo que tiene, el más pasivo resulta agresivo y esto no termina ahí, porque hay que tomar en cuenta que el ser humano por naturaleza busca el poder, esto se veía claro en la antigua Grecia,  conquistándose unos a  los otros por las riquezas e inclusive hasta por personas que llevó a la destrucción total de países y millones de muertes. Después surge la venganza y ¿A qué los llevó?  La  respuesta es fácil a nada porque aún así con todo y riquezas fueron asesinados aquellos que causaron dolor al país y  todo por soberbia y venganza. 

Clitemnestra duda antes de matar a Agamenón dormido. A su lado, Egisto la urge para que lo ejecute. Óleo sobre lienzo, 1817, obra de Pierre-Narcisse Guérin.