Por: Galilea
A través de la historia los
humanos han tenido el deseo de vivir para siempre por lo cual se someten a
distintos tipos de pruebas para encontrar la vida eterna.
Entre las muchas diferencias
existentes entre hombres, dioses,
animales tal vez sea su mortalidad, o mejor dicho la forma en que estos tres
tipos de seres se enfrentan a ella, la más significativa de todas. Un ejemplo
muy claro son los dioses, que adolecen de conciencia de muerte porque no la
padecen, como Utanapishtim que era un hombre al cual los dioses le concedieron
el poder cuando sucedió el diluvio por el mal comportamiento del ser humano, por ello él construyó un arca y junto con sus
esposa volvieron a dar vida a todas las especies.
Por otro lado se encuentran
los animales porque viven en un presente perpetuo y son incapaces de imaginar
un futuro en el que ya no existan.
Frente a la imposibilidad de
unos de no sufrirla y la incapacidad de otros para pensarla, el ser humano se
define como el único ser consciente de su propia muerte.
Gracias a la imaginación del
ser humano que nos permite percibir el inexplicable final de la vida nos
impulsa también a buscar escapatorias, rodeos y algunas otras más salidas con
el fin de evitar el terrible destino que
nos espera, solo por el hecho de no perder a los seres que amamos o simplemente
por el miedo a la soledad. Por ello el hombre quiere evitar la muerte, anhela
la inmortalidad.
Como dijo Pascal: La
diferencia entre el hombre y el universo es que el primero sabe que el mundo va
a matarle y el segundo nada sabe sobre su propia eternidad. Con esto me refiero
a que los humanos sabemos que nos espera la muerte, pero somos incapaces de
comprenderla, puesto que es un hecho en el cual algunas personas han pasado por
ello pero ninguna de éstas ha podido dar explicación a ella por el simple hecho
de que al morir se convierte en algo inerte por lo tanto no tienen la capacidad
de dar la respuesta a tan enigmático suceso al que tanto miedo la humanidad le tiene.
Contra el peso fuerte de esa
sombra que no es más que la representación de nuestro destino final, los seres
humanos por naturaleza hemos construido la dificultad de nuestras vidas con
inventos materiales y mentales
provenientes de nuestra imaginación, como los cuentos mitológicos,
ritos, tabúes cuyo propósito no es más que el de cubrir o distraernos de la
certeza de nuestro final.
Un claro ejemplo de cuento
mitológico es la epopeya de Gilgamesh, en el cual explica claramente sobre cómo
los mortales a pesar de no conocer la muerte le temen por el simple hecho de
ser algo desconocido.
En la úlltima cruzada de
Gilgamesh, Humbaba invadió la ciudad de Uruk, y cuando lo hizo asesinó a
Shamhat, entonces Gilgamesh le dijo a Enkidú que se trataba de Humbaba y que
debían destruirlo antes de que regresara otra vez. Gilgamesh dijo que iba a
destruirlo y que no tenía miedo a la muerte, sin embargo Enkidú respondió que
si tenía miedo a ésta.
Cuando ellos llegaron al pie
de la montaña oyeron a Humbaba y se dieron cuenta de que lanzó humo y fuego por
la boca, cayeron truenos y estallaron relámpagos, los héroes estaban cegados
por la lluvia, piedras y cenizas.
Gilgamesh sintió que lo
tomaban por la cintura, era Humbaba que lo alzaba al cielo. Entonces como si lo
dioses hubieran venido a ayudarlo, sopló un viento que despejó el humo y
permitió a Gilgamesh ver el rostro de la bestia.
Quién envió la ayuda a
Gilgamesh fue la diosa Ishtar que al mismo tiempo le pidió que se casara con
ella pero él la rechazó.
Enkidú y Gilgamesh
regresaron a Uruk victoriosos pero la felicidad duró poco porque del cielo bajó
Ishtar enfurecida, pero Enkidú logró vencer al monstruo que la acompañaba y así
la paz volvió pero no por mucho tiempo.
La venganza de Ishtar se
aproximaba, así que ella le envió una enfermedad a Enkidú , día y noche se
consumía hasta que nunca despertó. Gilgamesh
estaba arrodillada frente al sepulcro de su amigo, Shamhat volvió en
forma de ave para llevarse el espíritu de Enkidú.
Gilgamesh salió a navegar
por el río mientras pensaba que la muerte era el peor de todos los monstruos,
así que decidió hallar una forma de destruirla y descubrir el secreto de la
vida eterna.
En su última cruzada Shamhat
volvió para ayudar a Gilgamesh, mientras le decía que el Dios Sol sabía dónde estaba la inmortalidad, así
que sin pensarlo más Gilgamesh fue en busca de él, al encontrarlo se topó con
varios obstáculos pero ésto no le impidió llegar hasta dónde estaba el Dios
Sol.
Al encontrarlo, el Dios Sol
le dijo que Utanapísthim era el único que conocía el secreto de la vida eterna,
él lo condujo, como estaba muy cansado ya no podía mas pero afortunadamente se
encontró una casa donde una mujer llamada Siduri le abrió la puerta y le
explicó que tenía cruzar el mar de la
muerte.
El mar de la muerte era muy
peligroso no cualquiera podía cruzarlo, pero gracias a la fuerza de voluntad de
Gilgamesh logró pasarlo.
Utanapísthim observó como la
barca en la que venía Gilgamesh se acercaba. Cuando él llegó le preguntó a
Utanapísthim cuál era el secreto de la
vida eterna, el Dios le respondió que tenía que durar despierto 6 días y 7
noches en lo que Utanapísthim le contaba la historia de su inmortalidad. Empezó
contando cuando él era rey de Shurupak la gente se volvió mala, entonces
decidieron destruir la tierra con un gran diluvio. Como él era bondadoso lo
alertaron de lo que iba a ocurrir. Le dijeron que construyera un arca y que
reuniera a su familia y a cada una de las especies animales y plantas, apenas terminó de construirla y empezó la
tormenta durante 7 días y 6 noches, sólo su arca sobrevivió.
Envueltos en un resplandor
los dioses del cielo bajaron y le otorgaron a Utanapísthim y a su esposa la
vida eterna. Gilgamesh se quedó dormido por lo tanto no consiguió su objetivo,
pero Utanapísthim le dijo que en el mar había una planta de la juventud, él se
dirigió hacia ella y cuando la obtuvo aprovechó para descansar, pero en ese
momento Ishtar bajó como una serpiente de un árbol y se comió la planta, al
darse cuenta Gilgamesh, lloró desconsolado porque ella le quitó su planta y lo
peor a su mejor amigo.
De pronto escuchó la voz de Enkidú que había
vuelto del inframundo para ayudarlo, Shamhat lo había enviado, Enkidú lo llevó
en su lomo para enseñarle la ciudad de Uruk, y por primera vez Gilgamesh pudo
darse cuenta de la majestuosa muralla
que rodeaba Uruk, él se puso muy contento mientras Enkidú le decía que ahí se
encontraba la inmortalidad, en la ciudad que construyó, el valor que demostró y
en todo el bien que hizo, por lo tanto vivirás por siempre en el corazón de la
gente dijo Enkidú.
Y así de ésta forma,
Gilgamesh gobernó en Uruk muy amado por su gente, hasta que murió, pero después
de 5000 años, su nombre se mantiene vivo a causa de sus grandes hazañas y
valor.
Las personas dejan
huella por lo que son y han hecho por lo
tanto serán inmortales en el corazón de la gente que los amaban.
El texto me pareció interesante, pero a mi criterio eso es solo una utopía del hombre, pero si hablamos de sueños imposibles a mí me gustaría vivir mas tiempo joven y vivir en promedio a lo mucho casi 500 años aunque sea para poder disfrutar y conocer muchas cosas. En general, para mí vivir eternamente sería completamente aburrido porque todo sería rutinario, las cosas, la gente etc, nada cambiaría.
ResponderEliminarPor otra parte si estoy de acuerdo en que en tus actos se refleja la inmortalidad ya que es lo mas importante en la vida, tus acciones.
Siendo sincera a mì no me gustarìa ser inmortal, sòlo durar màs de lo que habitualmente vive una persona pero con juventud hasta que muera.
ResponderEliminarEn lo particular el texto a mi criterio si detalla y se da a explicar adecuadamente que es la inmortalidad y como la vive cada una de las diferentes especies que existen.