Por:
Alejandra Aguirre Corrales
Medea al estar totalmente enamorada de Jasón, deja
sus tierras su hogar y a su familia, arrepentida y con mucho enojo y coraje de
haber dejado lo que más quería por un hombre que la ha traicionado. Aquí sale
el tema de la venganza hacía Jasón por parte de Medea.
El rey Creonte se presenta a Medea y le ordena que
abandone la tierra de Corinto, que salga como desterrada. Antígona le suplica
que la deje allí algún día más para poder planear su partida de corinto.
Jasón al enterarse que ella se marcharía recurre a
hablar con Medea y tienes una muy fuerte discusión. Entonces Medea, para
vengarse de Jasón, planea matar a la hija de Creonte, la princesa con la que se
va a casar Jasón y, después, matar a sus hijos, para que Jasón no pueda
quedarse con ellos y para no sufrir ella la vergüenza de su repudio y su
destierro. Así, llama de nuevo a Jasón y con palabras dulces pero falsas le
hace creer que ella acepta su destino y que le parece su boda con la hija del
rey.
Jasón muy aliviado por las palabras que Medea le
había mencionado se va muy tranquilo. Medea prepara entonces una veneno muy
fuerte con el que lo pone en un vestido como regalo para la princesa y envía a
sus propios hijos a que se lo lleven. Inicialmente, la princesa desconfía del
regalo, pero cuando se pone el vestido, el vestido comienza a pegarse a la piel
y el veneno le quema la carne como un ácido, muriendo la princesa con
muchísimos dolores. Su padre el rey Creonte, al ver a su hija la princesa
triste de cómo había quedado la abraza desconsolado y, entonces, el vestido se
pega también al cuerpo de Creonte provocando en él el mismo efecto anterior y
ocasionándole la muerte en una fuerte agonía.
Cuando Jasón se entera de lo que ha pasado, corre a
pedir explicaciones a Medea, pero la mujer, en presencia de Jasón, asesina con
un cuchillo a sus hijos, huyendo de Corinto en un carro tirado por caballos
alados.
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