Edipo en Colono, de Fulchran-Jean Harriet (1798). |
Por:
Paulina Navarro Montenegro
Esta
tragedia continúa con la historia de la tragedia anterior de Sófocles, Edipo Rey. La idea principal de esta
obra es lo que sucede con la vida de Edipo después de ser desterrado de Tebas
por su hijo Polinice y vagar ciego con la única compañía de su doncella hija
Antígona.
Edipo
llega a la ciudad de Colono que es gobernada por Teseo y le pide protección, y
a cambio de ésta, Edipo le proporcionará victorias y prosperidad a él y a la
ciudad por mucho tiempo.
En
esta obra destaca cuán importante es el amor paterno, es muy conmovedor como
las pequeñas hijas de Edipo, Antígona e Ismesis se desviven por su padre y el
cuidarlo no les pesa. Bien dicen: “¿Qué
importa el cansancio cuando hay amor?”. Es realmente enternecedor observar
como las hijas lloran y gimen por su padre cuando éste está cercano a bajar al
Hades y como Edipo les da pequeños discursos llenos de sabiduría,
agradecimiento y amor.
También
está el otro lado, cuando Polinice llega a rogarle a su padre que regrese a su
patria, y en esta parte de la obra, parece ser que Polinice se ha dado cuenta,
gracias a los oráculos, que la tumba de su padre en su ciudad significa buen
augurio para ésta, y es por eso que por conveniencia se acerca a él para pedirle
perdón. Pero Edipo no se deja engañar por las palabras dulces pronunciadas por
su hijo, y al contrario, con palabras severas castiga y reprocha los anteriores
hechos de su hijo y le promete que no volverá ahí a donde fue alguna vez
tratado como vagabundo y culpado por una suerte que no era falta suya.
Normalmente,
en las tragedias griegas, se habla de que tan fuerte son los lazos entre un
padre y sus hijos, especialmente con el primogénito. Aunque se entiende el amor
que los padres les tienen a sus hijas, no es comparable al que le tienen a los
varones, aplauden su fuerza, su prudencia e inteligencia. En La Odisea de Homero, la Diosa Atenea le dice
a Telémaco que es muy difícil que los hijos superen en valentía a sus padres. Supongo
que este es el factor que hace que los hijos siempre intenten mostrar lo mejor
de sí mismos delante sus padres, y es sorprendente como en esta tragedia,
sucede lo contrario. El padre se decepciona profundamente de sus dos hijos
mayores, le decepciona la avaricia y soberbia que habita en ellos, y en cambio,
está orgulloso de la valentía y fortaleza de sus dos hijas menores.
Ahí está
reflejado lo dulce y bondadoso, o severo y frio que el amor paterno puede ser, dependiendo
de las circunstancias. Las personas recibimos lo que damos.
Me gusto mucho. Las ideas están completamente desarrolladas. Se tiene buena adecuación.
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