domingo, 27 de octubre de 2013

La Epopeya de Gilgamesh- Arrogancia

Por: Alanis
La arrogancia es el producto de la compensación que ocurre en el ego por tener una autoimagen inflada. Por lo tanto la persona pretende ejercer los derechos que cree tener por la importancia que se atribuye a sí misma, basada en su autoimagen; mientras que los demás lo ven y reconocen por lo que es.
Gilgamesh es un joven atractivo, carismático e inteligente pero reinaba su ciudad, URUK, de forma tiránica.  Por lo tanto la arrogancia que refleja aquí, es quitarles el derecho a los ciudadanos de URUK en tener el privilegio de consumir su matrimonio primero, ya que el propio Gilgamesh se sentía con ese privilegio.
 La arrogancia lo llevo hacia la guerra de sus propias acciones, es decir, su gente no estaba contenta con las decisión o actitudes de Gilgamesh. 
La arrogancia en sí, creo que es un arma  bastante peligrosa y solitaria a la vez.  Las personas que realmente se ajustan a esta categoría pueden ser una fuente inagotable de experiencias negativas
 La altanería y la presunción suelen ser indicadores de una experiencia limitada y un temor a quedar en ridículo frente a personas más preparadas: los arrogantes intentarán forzar todo dentro de su estrecha visión del mundo para no tener que dar explicaciones.
La envidia de tus logros o de cosas que posees puede llevar a las personas inseguras a mostrarse arrogantes para convencerse a sí mismos de que pueden hacer todo mejor que tú y merecen cosas más importantes que las que tú tienes.
Los individuos arrogantes tienen una preocupación obsesiva por su imagen pública: se enojarán violentamente contigo si los haces quedar mal frente a otros en cualquier manera. Gilgamesh es un semidiós, triunfador en todos los sentidos; es decir, un héroe. A pesar de ello, es criticado por ser estricto y arrogante. Por ello, los dioses crean a Enkidu, una réplica en parte noble a la que Gilgamesh tendrá que  enfrentarse.
 La necesidad de la amistad, el sentido de la fidelidad, la voluntad de fama y gloria, el amor a la aventura y a las altas empresas, la angustia de la muerte, principalmente, que domina los demás temas con el irresistible anhelo de la inmortalidad. Estas diversas tendencias, que se disputan incesantemente el espíritu y el corazón de los hombres, se reflejan en la Epopeya de Gilgamesh, y le confieren un valor dramático que trasciende los límites del tiempo y del espacio. 
No es algo nuevo, sino estas historias donde refleja la constante batalla entre el ser humano y sus tentaciones negativas para obtener algunos anhelos, se refleja en este poema, en un estilo de arrogancia.
La mayoría de las personas se dan cuenta en algún punto de que el mundo no gira a su alrededor, pero la arrogancia crea un mundo ficticio en el que se puede vivir siempre como el centro de todo.
Lo indeterminado asusta a las personas arrogantes: ver que el mundo está lleno de sorpresas y no puede explicarse linealmente es difícil para alguien que preferiría controlar todo para siempre estar situado en la situación superior a la que aspiran.
La verdad puede doler cuando llega a conocerse; por eso las personas arrogantes evitarán analizarse a sí mismas, y pueden, por ejemplo, adjudicarse el mérito de alguien más en un logro para demostrar su imaginariamente ilimitado talento. Muchos individuos arrogantes tienen una falsa amabilidad encantadora, pero mostrarán su lado cruel con las personas que no sean de su agrado. Significa ser el opuesto de alguien humilde.
Gilgamesh se creía especial, que era el más importante en el mundo y que el mismo debería girar a tu alrededor. El creía  tener la razón siempre, era un ser algo Narcisa en algún modo.  Por eso, su pueblo no lo soportaba, y pidieron a los Dioses ayuda para eliminarlo o crear a alguien que fuese todo lo contrario a él. 
Y fue allí en donde todo su mundo empezó a derrotarse de alguna manera sabiendo que existía un individuo igual que él, peor aún que era un hermano, un reflejo como pudiera haber sido él desde el principio.  Un ser en donde lo llevo a reflexionar muchas cosas tal vez, en las que él había fallado, y eso se llamaba “La Arrogancia” del mismo.

Figura de Gilgamesh del palacio de Sargon II (Museo del Louvre).




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