por: Alejandra Padilla Alanis
Gilgamesh
era mitad hombre, mitad humano lo cual hacia que se sintiera más que los demás
y eso provocaba el reproche de las personas hacia el, pero al conocer a Enkidú
toda su vida cambió. Gracias a esa amistad, el reino tuvo paz y Gilgamesh aprendió
a cuidar de los demás.
Al vencer Gilgamesh a la bestia que había matado a Shambat, la
diosa Ishtar le ofrece sus riquezas a cambio de casarse con el y el la rechaza
y en ese momento ella prepara su venganza.
Al matar Ishtar a Endikú siente un gran vació y quiere obtener
la inmortalidad y hace todo lo que puede para encontrarla.
Llega con Utanapíshtim y le cuenta la historia pero se queda
dormido lo cual hace que Gilgamesh le pida otra oportunidad para poder ser
inmortal pero Utanapíshtim le comenta de una planta que esta en el fondo del
mar pero esa planta tenía el poder de mantener joven a las personas.
Se propuso ir por la planta y lo logró y al caer la noche, la
diosa Ishtar se convierte en una serpiente y se la come.
Esa planta era la última esperanza que tenía Gilgamesh de lograr
su objetivo ya que después de caminar muchos días en busca del dios
Sol, de luchar contra bestias salvajes, de ayudar y llevar al cachorro en todo
su viaje, en caminar por el desierto hambriento y sediento y navegar por el mar
de la muerte no sirvió de nada, y esa planta era la última opción que le
quedaba y el sabiendo esto sintió coraje, decepción y sobre todo el
sentimiento de haber sido derrotado.
Pero al final, Enkidú lo lleva entre sus alas a su reino y le
muestra la ciudad y le dice que el será inmortal en el corazón de la gente de
su pueblo.
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