“Prometeo Encadenado” de Esquilo: La prohibición del fuego de parte de los dioses al humano.

Lorna Melissa Elizabeth Ramirez Zavala

En Prometeo encadenado vemos la prohibición del fuego hacia los humanos por parte de los dioses. Esto no se refiere a algo tan literal como el fuego en su materia, se refiere al conocimiento; tal vez no en su totalidad pero en si conocimiento general. Lo suficiente para dejar de vivir en las tinieblas, en tal oscuridad que solo un fuego que Prometeo podría brindar al robárselo a los dioses. Por lo cual Zeus, enfurecido, lo castigaría encadenándolo. Y no solo encadenándolo bastaría, también tortura si se le desea ver así; Todos los días su hígado seria comido, y cada noche este se regeneraría.

 Vivir en las tinieblas refiere a vivir en un mundo de ignorancia, careciendo de total conocimiento referente a lo más mínimo siendo controlado por seres superiores tales como dioses que aprovecharían la ignorancia al manipular a los seres humanos a su favor. Al momento de tener el fuego estos seres humanos podrían iluminarse y dejar atrás la ignorancia total. Como consecuencia no podrían ser manipulados de tal forma como viviendo en la ignorancia. Zeus enfurece al enterarse/darse cuenta de lo que ha ocurrido y al final castiga a Prometeo haciendo que su hígado sea comido todos los días por el águila de Zeus de una manera tan sanguinaria que Prometeo sufra cada día ya que el hígado se regenera cada noche para ser comido cada día.

Comparando con la vida real; existe mucha información que no se nos da. Que estoy segura que puede compararse perfectamente con esta historia. Es más fácil controlar a un pueblo ignorante, ya que este no tiene la capacidad de pensar de tal manera de darse cuenta que este está siendo manipulado por otros con conocimiento, con fuego. El fuego que no nos es posible alcanzar, o que tal vez lo tenemos al alcance pero este requiere de gran responsabilidad para mantenerse prendido, y no se caiga y pueda incendiar todo nuestro alrededor dejando solo cenizas de lo que fue, y dejando sueños de lo que pudo ser. Requiere una responsabilidad que nos da miedo y nos sacaría de nuestra zona de confort. Esa zona de confort tan enfermiza, que nos es tan cómoda por que hemos creado necesidades que en verdad no son necesarias.