martes, 23 de septiembre de 2014

Siglo de oro (barroco)

Carolina Ayala Trigo 

                                              
En los personajes protagónicos podemos encontrar la traición y los engaños, como envuelven a los personajes secundarios y como encuentran castigo a sus acciones por venganzas de las víctimas afectadas por ellos.
-          Las 4 obras pertenecen al siglo de oro/barroco.
El Burlador De Sevilla (Tirso de Molina)
La Verdad Sospechosa (Juan Ruiz De Alarcón)
Amor Es Mas Laberinto (Sor Juana Inés De La Cruz)
Fuente Ovejuna (Lope De Vega)
En el “Burlador de Sevilla” nuestro personaje principal es Don Juan Tenorio un joven español que se dedicaba a burlarse del honor de las doncellas que se encontraba a su paso haciéndoles creer que se iba a desposar con todas ellas o haciéndose pasar por otras personas para conseguir su objetivo.
-          Juan.   Mataré la luz yo.
-          Isabela.   ¡Ah, cielo! ¿Quién eres, hombre?
-          Juan.   ¿Quién soy? Un hombre sin nombre.
-          Isabela.    ¿Qué no eres el duque?
-          Juan.   No.
-          Isabela.   ¡Ah de palacio!
-          Juan.   Detente. Dame, duquesa, la mano.
-          Isabela. No me detengas, villano. ¡Ah del rey! ¡Soldados, gente!
De Molina, Tirso. “El burlador de Sevilla”. Edición PDF, Acto primero. Pág. 3.
-          Coridón.   Ea, llamad a Tisbea, y las zagalas llamad, para que en la soledad el huésped la corte vea.
-          Anfriso.   ¡Tisbea, Lucindo, Antandra! No vi cosa más cruel, triste y mísera de aquél que en su fuego es salamandra. Antes que el baile empecemos, a Tisbea prevengamos.
De Molina, Tirso. “El burlador de Sevilla”. Edición PDF, Acto primero. Pág. 41-42.
Al igual que Teseo en la obra “Amor Es Mas Laberinto” quien también utiliza sus encantos para engañar a las hermanas  Ariadna y Fedra y consigue que Ariadna le ayude a matar a su hermano el minotauro con la promesa de que la iba a llevar con él.
-          Fedra.   Solo el príncipe ha quedado.
-          Teseo.   ¡Ay infelice de mí!
-          Fedra.   Si podré hablarle.
-         
-          Ariadna.   Con Teseo (¡qué dolor!) allí, Cintia, Fedra está; escuchemos, que quizá será piedad y no amor.
De Santillana, Asbaje y Ramírez, Juana Inés.”Amor es más laberinto”, Edición de Celsa Carmen García Valdés, Pág. 363, Jornada Primera.
-          Ariadna.   ¡Qué turbados pasos da mi confusión! ¡Qué mucho, si va en mi culpa tropezando mi temor! Pero acá se acerca un bulto, si no me engaña el horror de la noche; hablarle quiero…
-          Teseo.   ¡Vive Dios que está esperando a la puerta! ¿Qué valor al suyo iguala? Señora.
-          Ariadna.   ¿Quién es? (¡Ay de mí!)
-          Teseo.   Yo soy el que soy porque soy vuestro…
De Santillana, Asbaje y Ramírez, Juana Inés.”Amor es más laberinto”, Edición de Celsa Carmen García Valdés, Pág. 456, jornada tercera.
Por su parte, en “Fuente Ovejuna” el engaño se da a todo un pueblo por parte del comendador  Fernán Gómez quien era un hombre sin escrúpulos y capaz de cualquier cosa por conseguir lo que deseaba incluyendo el amor de Laurencia a la que quería poseer a toda costa a pesar de que ella estaba profundamente enamorada de Frondoso y lo rechazara fehacientemente, sin embargo, el ruin comendador consigue su propósito irrumpiendo en la boda  de Laurencia y Frondoso, deteniéndolos y aprovechando la situación para poseer a Laurencia a la fuerza.
-          Comendador.   No es malo venir siguiendo un corcillo temeroso y topar tan bella gama.*
-          Laurencia. Aquí descansaba un poco de haber lavado unos paños y así, al arroyo me torno, si manda su señoría.
-         
-          Comendador.  ¡Qué estilo tan enfadoso! Pongo la ballesta en tierra… y a la práctica de manos reduzco melindres.
-          Jacinta.   ¡Cómo! ¿Eso hacéis? ¿Estás en vos?
De Vega, Lope. “Fuenteovejuna”, edición Brontes S.L. pág. 48, escena XI, Acto primero.
-          Jacinta.    Míralo bien.
-          Comendador.   Para tu mal lo he mirado. Ya no mía, del bagaje* del ejército has de ser.
-          Jacinta.   No tiene el mundo poder para hacerme, viva, ultraje.
-          Comendador.   Ea, villana, camina.
-          Jacinta.   ¡Piedad, señor!
-          Comendador.   Apelo tu crueldad a la justicia divina.
De Vega, Lope. “Fuenteovejuna”, edición Brontes S.L. pág. 68 escena XI, Acto segundo.

En “La Verdad Sospechosa” el personaje principal Don García es un mentiroso crónico, que engaña hasta a su propio padre y a todo el mundo le inventa cosas fantásticas de su vida que no existen.
-          Don García.  Dichosamente se ha hecho; persuadido el viejo va: ya del mentir no dirá que es sin gusto y sin provecho; pues es tan notorio gusto el ver que me haya creído, y provecho haber huido de casarme a mi disgusto.
De Alarcón, Ruiz, Juan. “Sepan cuantos: La verdad sospechosa”, editorial Porrúa. Pág. 87, escena X, Acto segundo.
-          Tristán.   Don Juan de Sosa.
-          Don García.   ¿Quién? ¿Don Juan de Sosa?
-          Tristán.  
-          Don García.   Bien lo sabe.
-          Tristán.   Desde el día que te habló en la platería no le he visto…
-          Don García.   … Saqué un revés con tal pujanza, que la falta de mi acero hizo allí muy poca falta; que abriéndole en la cabeza un palmo de cuchillada…
-          Tristán.   ¡Qué suceso tan extraño! ¿Y si murió?
-          Don García.   Cosa es clara, porque hasta los mismos sesos esparció por la campaña.
-         
-          (entra Don Juan…)
-          Tristán.   Más ¿no es éste que viene aquí?
-          Don García.   ¡Cosa extraña!
-          Tristán.   ¿También a mí me la pegas? ¿Al secretario del alma?... (Aparte) Por Dios, que se lo creí, con conocedle las mañas. Más ¿a quién no engañarán mentiras tan bien trovadas?
De Alarcón, Ruiz, Juan. “Sepan cuantos: La verdad sospechosa”, editorial Porrúa. Pág.103, Escena VII, Acto tercero.
Todos estos personajes utilizan la mentira y el engaño como forma de vida en sus círculos sociales, perjudicando y haciendo daño a toda la gente de su alrededor.
La sociedad de cada época sufre de las burlas y traiciones de estos personajes por amor o por inocencia, al grado de perder lo más sagrado que es el honor y la virtud, cualidades que a estos desdeñables personajes les importa muy poco, pero adentrándose en la trama nos daremos cuenta que todo se paga en esta vida ya que todos habrán de recibir un castigo bien merecido.
Don Juan Tenorio quizás es el personaje que encuentra el peor castigo, ya que es arrastrado a los mismísimos infiernos por un hombre al cual diera muerte por defender el honor de su hija (Don Gonzalo) quien regresa del más allá para cobrar venganza después de que el mismo don Juan se burlara de él sobre su tumba invitándole a cenar a su casa, ¡cuán grande fue la sorpresa de Don Juan! Que efectivamente apareció en su casa (el muerto Don Gonzalo) y le regresó la invitación a cenar en su tumba, Don Juan, burlón como siempre, aceptó la invitación sin saber que le esperaba la más aterradora de las muertes, ahí terminó una vida llena de engaños que hasta ese momento había llevado Don Juan Tenorio.
Por otro lado, Teseo después de dejar llena de promesas a Ariadna se encontró en la desolación al presenciar  la muerte de su padre, sin poder hacer nada, ante sus ojos su padre se quitaba su propia vida pensando que su hijo había muerto al enfrentar al minotauro, ya que, el tiempo había transcurrido y Teseo no daba señas de regresar, al encontrar su padre las velas del barco de su propiedad aún negras (ya que Teseo había prometido cambiarlas regresando de su viaje y olvidó esa promesa a su padre), lleno de desesperación y angustia, su padre Egeo (Rey de Atenas) se aventó del acantilado más alto y murió de forma instantánea en el mar que ahora lleva su nombre, así, llevó Teseo, asesino de toros, a cuestas la muerte de su padre y siempre en sus sueños, vivía en terribles pesadillas el recuerdo de la muerte del minotauro, pero en estas, el minotauro aparecía con el rostro de su padre o de su madre.
Fernán Gómez, también recibió un castigo ejemplar, este fue víctima del enojo y la frustración de todo un pueblo que tenía sed de venganza ya que por tanto tiempo habían sido maltratados, engañados, sobajados por el hombre más cruel que habían llegado a conocer, un pueblo cansado de tantas vejaciones fue capaz de cometer el atroz asesinato de un hombre despiadado y sin escrúpulos. Después de enterarse la gente del pueblo del abuso hacia Laurencia por parte de Fernán Gómez, la gente cansada, tomó la ley en sus manos, se armaron de lo que pudieron, liberaron a Frondoso (el prometido de Laurencia) y se dirigieron al castillo donde habitaba el comendador, el hombre lleno de terror vio como se introducían hasta sus aposentos una turba furiosa de seres con los rostros transformados en odio y se le abalanzaban a golpes hasta dejarlo sin vida a él, y a sus ayudantes, fue uno de estos, que sobrevivió, quien dio aviso al rey de lo ocurrido en casa del comendador, el rey por su parte mando detener a todo el pueblo para buscar al causante de tal tragedia, sin embargo, el pueblo que estaba tan unido como siempre, aunque fueron torturados y amenazados para que dieran un nombre en específico, todos solo decían, “quien mató al comendador fue fuente ovejuna, señor”.
Don García si bien recibe un castigo menos cruel, es para toda la vida, ya que tiene que vivirla con una mujer a la que no ama.
Después de haber engañado a todo el mundo, el mismo fue víctima de la equivocación  al confundir el nombre de la mujer que robaría su corazón (Jacinta) por el de su amiga (Lucrecia), durante mucho tiempo vivió pensando que Lucrecia era la mujer a la que amaba cuando en realidad era Jacinta a la que él tenía en su corazón. Cansado de mentir e inventar historias a todo el mundo, aceptó que de verdad amaba a Lucrecia, emocionado fue a pedir su mano en matrimonio y su decepción fue tal al enterarse de que no era Lucrecia quien el amaba sino a Jacinta y había estado en un error al confundir sus nombres. Pero su dolor se acrecentó terriblemente cuando se dio cuenta de que Jacinta amaba a otro hombre, el cual, también había pedido su mano en matrimonio y esta había aceptado por lo cual Don García habría d contraer nupcias con Lucrecia y ese sería un castigo para toda la vida ya que no la amaba, dándose cuenta de que había sido víctima de lo que él tanto había practicado, el engañar y mentir.
En todas estas historias, se nos ha mostrado el lado obscuro del hombre por querer  poseer o alcanzar el poder a costa de lo que sea, y también nos habla de las historias de cómo la justicia llega de maneras muy diversas pero siempre en el momento indicado, no todos los personajes afectados por estos hombres lograron resarcir sus vidas:
Las doncellas burladas por Don Juan Tenorio tuvieron la suerte de que se decretara que no había habido abuso hacia sus personas y podrían casarse con sus respectivos pretendientes, resarciéndoles así, el daño que les había ocasionado Don Juan.
Por otro lado Teseo se volvió rey de Atenas y cargó con la muerte de su padre y la maldición de Ariadna para toda la vida, sin embargo, aliviaba un poco su dolor el saber que ya no s sacrificarían más doncellas y jóvenes al entregárselos al minotauro, había detenido más muertes y había aprendido a cumplir con sus promesas de ahora en adelante.
El pueblo de Funteovejuna decidió olvidar el suceso y seguir con su vida, y aunque, sabían que lo que habían hecho había sido un acto atroz, necesario tal vez, pero atroz, tomaron la opción de ser un pueblo tan unido como siempre y vivir tranquilos, pero también demostraron a las autoridades que no estaban dispuestos a dejarse sobajar nunca más.
Don García al igual que los otros personajes sufrió en carne propia su forma de vida y estuvo condenado a vivir con una mujer a la que no amaba.
En síntesis, en todas estas historias hemos encontrado moralejas, no se puede vivir engañando y traicionando a los demás ni abusar de su debilidad ya que, tarde o temprano las consecuencias llegarán para hacernos pagar por nuestros actos y de maneras mucho más crueles, nadie puede vivir sin enfrentar las responsabilidades de su forma de vida, debemos respetar y valorar la confianza que nos brindan los seres de nuestro alrededor y hacernos dignos de ella, no traicionarla y menos aprovecharnos de la bondad de la gente.





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