martes, 23 de septiembre de 2014

“Las mujeres buscan mantenerse honradas para poder ser merecedoras del amor de un varón.”


Por: Alejandra Sarai López Guerrero Moreno
Tema: Honra
Hipótesis: “Las mujeres buscan mantenerse honradas para poder ser merecedoras del amor de un varón.”

Para comenzar, explicaré que es el Barroco Español. Fue una época la cual dio rompimiento al Renacimiento ya que buscaba el nacionalismo,  la religión y el pesimismo; surge posteriormente al concilio de Trento. Las obras Fuenteovejuna, El burlador de Sevilla, La verdad sospechosa y Amor es más laberinto, fueron obras escritas durante este siglo de oro español, las cuales resaltan el concilio de Trento, el cual consiste en re fortalecer la Iglesia católica y la inquisición.

El barroco principalmente se caracteriza por ser una de las bases de la contrarreforma católica, la lucha de los jesuitas españoles en Trento para defender el poder de la Iglesia. En el arte se reflejo de tal manera que se dirigiría primero a la sensación antes que la razón, buscaba transmitir dolor mediante la sangre y lagrimas y esto reforzaba el catolicismo en dicha época.

Otra característica principal de este siglo de oro español, fue la tensión dualista entre el espíritu y la materia, el cielo y la tierra, la razón y la emoción y el cientificismo y la religión. El conflicto de todas estas ideas es el resultado de la herencia que dieron los avances científicos y la estructura ideológica del renacimiento y la reacción de la iglesia.

El teatro en el siglo de oro español supuso una época de esplendor como género literario y como espectáculo que se extendió desde Italia hasta el resto de Europa en el siglo XVII. Durante el barroco se conformaron los teatros nacionales de Europa, donde destacaron autores como Lope de Vega, Tirso de Molina, entre otros. Esto condujo a una consolidación de la opera, el ballet y la zarzuela.
Definitivamente el Barroco está presente en las cuatro obras debido a que buscan defender los mandamientos establecidos por la iglesia, ya que, todas las mujeres como Laurencia de “Fuenteovejuna”, Lucrecia y Jacinta de “La verdad sospechosa”, la reina en “El burlador de Sevilla” y finalmente Ariana y Fedra en “Amor es más laberinto”, buscan mantenerse honradas.

Pero, ¿En qué momento se destaca la honra en Fuenteovejuna? Cuando el comendador trata de abusar de Laurencia, ya que ella era una joven muy bella; ella decide rechazarlo para poder mantenerse honrada para Frondoso. Frondoso era un joven que era amado por Laurencia y el le correspondía su amor.
“Comendador: No es malo venir siguiendo un corcillo temeroso, y topar tan bella gama.

Laurencia: aquí descansaba un poco de haber lavado unos paños, y así, al arrollo me torno, si manda su señoría

Comendador: aquesos desdenes toscos afrentan, bella Laurencia, las gracias que el poderoso cielo te dio, de tal suerte, que vienes a ser un mounstro.mas si otras veces pudiste huir mi ruego amoroso, ahora no quiere el campo, amigo secreto y solo, que tu sola no haz de ser tan soberbia, que tu rostro huyas al señor que tienes, teniéndome a mí en tan poco. (…)
Laurencia: esas, ya tenían de haber andando con otros el camino de agradaros, porque también muchos mozos merecieron sus favores, id con Dios, tras hueso corzo que no haberos con la cruz os tuviera por demonio, pues tanto me perseguís.
Comendador: que estilo tan enfadoso, pongo la ballesta en tierra y la práctica de manos reduzco melindres
Laurencia: como eso hacéis estáis en voz. “

(Página 47 y 48, Acto I, Escena XII)

Otra parte en la obra de Fuenteovejuna de Félix Lope de la Vega, donde se muestra la honra, no necesariamente de una mujer para poder ser merecedora del amor de un varón, pero si cuando Esteban el padre de Laurencia y el pueblo de Fuenteovejuna  honra a Laurencia y deciden ir a rescatarla.
“Laurencia: No me nombres tu hija
Esteban: ¿Por qué, mis ojos? ¿Por qué?
Laurencia: por muchas razones y sean las principales: porque dejas que me roben tiranos son que me vengues, traidores sin que me cobres. Aún no era yo de Frondoso para que digas que tome, como marido, venganza; que aquí por tu cuenta corre que en tanto que de las bodas no haya llegado la noche, del padre, y no del marido, la obligación presupone; que en tanto que no me entregan una joya (…) 
¿Para qué os ceñíz estoques? ¡Vive Dios, que he de trazar que solas mujeres cobren la honra de estos tiranos, la sangre de estos traidores, y que os han de tirar piedras, (…)
A Frondoso quiere ya, sin sentencia, sin pregones. Colgar el comendador del almena de una torre; y yo me huelgo, medio-hombres, porque quede sin mujeres esta villa honrada, y torne aquel siglo de amazonas, eterno espanto del orbe.

Esteban: Yo, hija, no soy de aquellos que permiten que los nombres con esos títulos viles, Iré solo, si se pone todo el mundo contra mí.

Juan Rojo: Y yo, por más que me asombre la grandeza del contrario

Regidor: ¡Muramos todos! (...)

(Pág. 90-92, Acto III, Escena III)


Ahora en la obra de Burlador de Sevilla de Tirso de Molina, desde el principio Don Juan en el castillo del rey de Nápoles se hace pasar por el duque Octavio, ya que pretende deshonrar a la reina, sin embargo ella de inmediato llama a los guardias y le dice al rey que deben a pesar al duque Octavio ya que éste intento “violarla”.

“Isabela: duque Octavio, por aquí podrás salir mas seguro

Don Juan: Duquesa, de nuevo os juro de cumplir el dulce, sí

Isabela: ¿mis  glorias serán verdades, promesas y ofrecimientos, regalos y cumplimientos, voluntades y amistades?

Don Juan: Si, mi bien

Isabela: Quiero sacar una luz

Don Juan: Pues ¿Para qué?

Isabela: Para que el alma de fe del bien que llego a gozar

Don Juan: mataréte la luz yo.

Isabela: ¡ah, cielo! ¿Quién eres, hombre?

Don Juan: ¿Quién soy? Un hombre sin nombre. 15

Isabela: ¿Qué no eres el duque?

Don Juan: No

Isabela: ¡ah, de palacio!

Don Juan: Detente: dame, duquesa, la mano

Isabela: no me detengas, villano ¡ay del rey!¡ Soldados, gente!

(pág. 152, Jornada primera)

También en esta obra encontramos la deshonra ya que Don Juan se burla de Ana, y logra deshonrarla gracias a las mentiras que éste en un principio le había dicho. Don Juan le dice al Marques de Mota que ya puede visitar a Ana y le da la capa que él le había prestado, el pueblo reconoce que el que portaba esa capa fue quien deshonro a Ana y hacen que le prendan y el rey ordena que le corten la cabeza.

Ana: ¡falso! No eres el marqués, que me has engañado.

Don Juan: digo que lo soy

Ana: ¡Fiero enemigo, mientes, mientes!

Don Gonzalo: la voz de doña Ana es la que siento

Ana: ¿no hay quién mate a este traidor, homicida de mi honor?

Don Gonzalo: ¿hay tan grande atrevimiento? Muerto honor, dijo, ¡ay de mi! Y es si lengua tan liviana que aquí sirve de campana.

(pág., 177, jornada segunda)


En la obra “La verdad sospechosa de Juan Ruiz de Alarcón” se muestra la honradez de la dama Jacinta cuando ella habla con Don Beltrán acerca de que ella pueda casarse con su hijo Don García, quien esta enamorado de Jacinta pero que, cuando trató de investigar sobre ella, le describieron a Lucrecia y él se enamoro de la descripción de Lucrecia, confundiéndola con Jacinta. Sin embargo Jacinta defiende su honradez para poder finalmente estar con el hombre que ama, que es Don Juan.

“Jacinta: ¡Tan grande ,erced¡
Don Beltrán: No ha sido amistad de un solo día, la que esta casa y la mía si os acordáis, se han tenido; y así no es bien que extrañés mi visita
Jacinta: Si me espanto es, señor, por haber tanto que merced no nos hacéis. Perdonadme que, ignorando el bien que en casa tenía, me tardé en la platería, ciertas joyas concertando.
Beltrán: Feliz pronóstico dais al pensamiento que tengo pues cuando a casaros vengo comprando joyas estáis. Con don Sancho, vuestro tío, tengo tratado, señora, hacer parentesco agora nuestra amistad y confio puesto que, como discreto, dice Don Sancho que es justo remitirse a vuestro gusto que, pues la hacienda mía y tan calidad patente solo falta que os contente la persona de García y aunque ayer a Madrid vino de Salamanca  el mancego y de envía el rubio fego deja abrazado en el camino. Bien me atreveré a, ponello ante vuestros ojos claros, fiando que de agradaros desde la planta al cabello si licencia le otorgáis para que os bese la mano
Jacinta: encarecer lo que gano en la mano que me dais si es notorio, es vano intento que estimo de tal manera las prendas vuestras que diera luego mi consentimiento, a no ver de parecer por mucho que en ello gano arrojamiento liviano en una honrada mujer que el breve determinarse es cosa de tanto peso (…)
( pág. 45, 46)

Después, Jacinta acepta casarse con Don García aunque Don Juan seguía siendo el dueño de sus pensamientos, sin embargo ella mantiene su honra y sin desconfiar le cuenta a Isabel lo que sucede, admitiendo que tendrá que casarse con otro hombre.

“Isabel: Mucha priesa te da el viejo
Jacinta: Yo se la diera mayor, pues también le está a mi honor, si a diferente consejo no me obligara el amor; que, aunque los impedimentos del hábito de don Juan –dueño de mis pensamientos- forzosa causa me dan de admitir otros intentos, como su amor no despido por mucho que lo deseo –que vive en el alma asido- tiemblo, Isabel, cuando creo que otro ha de ser mi marido.”

Finalmente en “Amor es más laberinto” de Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana es una obra de un enredo,  en la que la trama amorosa tiene una gran importancia. Todo gira en torno al amor, el triangulo amoroso que existe entre Teseo y las dos hermanas Ariadna y Fedra, quienes buscan encontrar la pareja ideal escogida por su corazón.

“Ariadna: ¿Qué miro: por Fedra osado se entrega a la muerte? Muera, que mi amor desengañado de su ingratitud, convierte en odio todo el agrado
Baco: ¡Cielos! ¿Con vida Teseo y de Fedra amante, cuando le juzgué muerto? Sin duda es ella quien lo ha librado.”
(Pág., 770. Jornada tercera, Escena XI)

A pesar de que existía el triangulo amoroso y Teseo siente que debe corresponderle a Fedra con su amor, ya que ella ha hecho tan grandes cosas por el, el siente no poder dar su amor a Ariadna, pero el honra lo que Fedra ha hecho por el.

“Teseo: ¿Qué es esto que me sucede, Señora? So eme ñ bajío de lo infeliz dio mi nave, mi suerte lo habrá querido. Aunque por amaros sea como descollado pino que –verde gigante- un rayo su vana pompa deshizo; como la flor, que a la Aurora le bebió el blanco rocío, para morir a la tarde de achaque de haber nacido (...)”
(Pág. 739, Jornada Segunda, Escena III)

En todas estas obras el barroco esta claramente, ya que la honra que las mujeres buscaban mantener, era muy importante para poder ser merecedoras del amor de un varón. Todo esto fue con la contrarreforma que los decretos que daba la iglesia eran los que debían de seguirse al pie de la letra, y eran los ideales que tanto Jesuitas como Dominicos defendían. 

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